Hoy: 23 de noviembre de 2024
El calor intensifica la contaminación del aire, según el jefe del servicio de Neumología del Hospital Quirónsalud Córdoba, Luis Manuel Entrenas. El profesional sostiene que la contaminación tiene distintos efectos en las personas con enfermedades respiratorias.
El experto asegura que, en una entrevista realizada por Europa Press, la exposición a contaminantes atmosféricos como el ozono y otras partículas puede empeorar patologías preexistentes como el asma, la bronquitis crónica y el enfisema.
Entrenas explica que las personas con enfermedades cardiovasculares y respiratorias son “especialmente vulnerables y sufren más exacerbaciones de sus síntomas, por lo que aumenta su necesidad de atención médica”.
La llegada del verano y las altas temperaturas conlleva, al aumentar la contaminación del aire, que las partículas contaminantes puedan entrar en los pulmones y agravar las enfermedades crónicas.
Por tanto, el especialista ha recomendado a los pacientes respiratorios mantener una buena hidratación y evitar las actividades al aire libre durante días de alta contaminación. En general, se recomienda evitar la franja horaria de 7.00 a 11.00 horas, ya que los niveles de contaminación son más altos. A última hora de la tarde se considera el mejor momento en entornos urbanos, porque las noches suelen tener niveles de contaminación más bajos.
El doctor recalca que se debe evitar el ejercicio cerca de zonas con mayor intensidad de tráfico, eludiendo también las horas de mayor temperatura e irradiación solar, así como tener en cuenta la velocidad el viento, al poder dispersar los contaminantes más rápidamente.
Así, deberían revisarse las previsiones de contaminación para planificar la actividad física, incluido el ejercicio de baja intensidad, y realizarse en espacios con vegetación, pues ésta actúa como filtro natural de los contaminantes. En días de alta contaminación o en las horas de mayor riesgo, es preferible llevar a cabo el ejercicio en interiores.
Mantenerse hidratado es una medida “fundamental para toda la población y crucial para los pacientes respiratorios. Esto es especialmente importante en las personas mayores, que pierden la sensación de sed y no suelen beber lo suficiente”, ha señalado el doctor Entrenas. Además, en días de alta contaminación, el uso de mascarilla puede ayudar a reducir la inhalación de partículas dañinas.
El doctor Entrenas ha remarcado que los pacientes crónicos “deben mantener su medicación a mano y consultar con su médico para ajustar cualquier tratamiento en función de los síntomas y las condiciones ambientales”.
Estas recomendaciones “pueden minimizar los efectos adversos del calor y la contaminación del aire en pacientes crónicos, mejorando su calidad de vida durante el verano y contribuyendo a disfrutar de estos meses estivales”.
El aumento de la contaminación del aire en verano se relaciona con factores climáticos que se incrementan con el ascenso de las temperaturas, se produce una mayor formación de ozono troposférico, debido a que la radiación solar en más intensa y aumenta la concentración de ozono por el calentamiento del suelo.
Asimismo, durante el verano las condiciones meteorológicas son estables, con menos precipitaciones, lo que implica una acumulación de contaminantes “a ras de suelo, que es donde respiramos”.
“El cambio climático provoca veranos más largos y calurosos, lo que incrementa todos estos factores”, afirma. “Las olas de calor pueden empeorar más la calidad el aire al incrementar la demanda de energía para el uso del aire acondicionado, por ejemplo”, ha apostillado.