El deshielo del Ártico avanza a un ritmo alarmante. Según un estudio reciente publicado en Nature Communications, el océano más septentrional del planeta podría enfrentar su primer verano completamente libre de hielo en apenas tres años, en 2027. Este hallazgo supone un adelanto significativo respecto a las estimaciones anteriores, que apuntaban a la década de 2030.
El equipo internacional liderado por las climatólogas Alexandra Jahn y Céline Heuzé, utilizando más de 300 simulaciones por ordenador, identificó que incluso sin un aumento en las emisiones de gases de efecto invernadero, las condiciones actuales ya están lo suficientemente deterioradas como para precipitar un deshielo total en un periodo más corto de lo anticipado.
Como señala elDiario.es, fenómenos meteorológicos extremos, como otoños excepcionalmente cálidos seguidos de inviernos y primaveras que impiden la formación de hielo, han acelerado la pérdida de más de dos millones de kilómetros cuadrados de hielo marino en un periodo breve.
Este proceso de deshielo no se limita al Ártico. Los polos de la Tierra en su conjunto enfrentan condiciones críticas: mientras el Ártico sufre en verano, la Antártida registró en 2024 su peor invierno desde que existen registros. Ambas regiones muestran un patrón alarmante que subraya el impacto del cambio climático global.
En septiembre de 2023, la extensión mínima de hielo en el Ártico alcanzó apenas 4,28 millones de kilómetros cuadrados, uno de los valores más bajos desde que se tienen datos satelitales. Esto contrasta con los promedios de finales del siglo pasado, cuando la extensión mínima superaba los 6,8 millones de kilómetros cuadrados. Según el Centro Nacional de Datos sobre Nieve y Hielo de Colorado, esta pérdida equivale a una reducción del 12% por década.
Sin embargo, las investigadoras advierten que todavía hay margen para mitigar las consecuencias. «Cualquier reducción significativa en las emisiones globales podría ayudar a preservar parte del hielo marino restante», explicó Alexandra Jahn. Aunque el primer día sin hielo en el Ártico no transformará de inmediato el sistema climático, será una señal inequívoca de que las actividades humanas han alterado profundamente el equilibrio natural del planeta.
Las conclusiones de este estudio subrayan la urgencia de adoptar medidas más ambiciosas para frenar el calentamiento global. Aunque el deshielo parece inevitable a corto plazo, su magnitud y frecuencia aún pueden ser moduladas si se toman acciones inmediatas y decisivas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.