Hoy: 26 de diciembre de 2024
Una cinta de tejido cerebral llamada materia gris cortical se vuelve más delgada en las personas que desarrollan demencia, y esto parece ser un biomarcador preciso de la enfermedad de cinco a 10 años antes de que aparezcan los síntomas, según un nuevo hallazgo de investigadores de la Universidad de Texas en San Antonio (Estados Unidos).
Los investigadores, en colaboración con colegas de la Universidad de California, Davis y la Universidad de Boston, realizaron un estudio de imágenes cerebrales por resonancia magnética publicado en Alzheimer’s & Dementia: The Journal of the Alzheimer’s Association.
En la investigación se estudió a 1.000 participantes de Massachusetts en el Framingham Heart Study y a 500 personas de una cohorte de California. Los voluntarios de California incluyeron una representación del 44 por ciento de participantes negros e hispanos, mientras que la cohorte de Massachusetts era predominantemente blanca no hispana. Ambas cohortes tenían entre 70 y 74 años de edad en promedio en el momento de los estudios de resonancia magnética.
“El gran interés de este artículo es que, si podemos replicarlo en muestras adicionales, el espesor de la materia gris cortical será un marcador que podremos utilizar para identificar a las personas con alto riesgo de demencia”, señala la autora principal del estudio, Claudia Satizabal, de Instituto Glenn Biggs para el Alzheimer y las Enfermedades Neurodegenerativas de UT Health San Antonio.
En este sentido, la autora señala que “al detectar la enfermedad tempranamente, se presenta una mejor ventana de tiempo para intervenciones terapéuticas y modificaciones del estilo de vida y para realizar un mejor seguimiento de la salud del cerebro para disminuir la progresión de los individuos hacia la demencia”.
Si bien las demencias pueden afectar diferentes regiones del cerebro, la enfermedad de Alzheimer y la demencia frontotemporal afectan la corteza, y el Alzheimer es el tipo más común de demencia.
El estudio comparó a participantes con y sin demencia en el momento de la resonancia magnética. “Regresamos y examinamos las resonancias magnéticas cerebrales realizadas 10 años antes, y luego las mezclamos para ver si podíamos discernir un patrón que distinguiera de manera confiable a aquellos que luego desarrollaron demencia de aquellos que no”, explica la coautora y directora del Instituto Glenn Biggs de UT Health San Antonio e investigador principal del Framingham Heart Study, Sudha Seshadri.
Los resultados fueron consistentes entre las poblaciones. Las cintas más gruesas se correlacionaron con mejores resultados y las cintas más delgadas con peores resultados, en general. “Aunque se necesitan más estudios para validar este biomarcador, hemos tenido un buen comienzo”, afirma Satizabal. “La relación entre el adelgazamiento y el riesgo de demencia se comportó de la misma manera en diferentes razas y grupos étnicos”, añade.