Me da la impresión que este 8M, Día Internacional de la Mujer, no va a ser un plato de buen gusto para algunos dirigentes políticos, y especialmente mujeres. Acostumbrados a presidir pancartas reivindicativas de los derechos de la mujer, me pregunto cómo lo llevarán sujetos como Íñigo Errejón o Monedero, o incluso el exministro José Luis Ábalos.
Los tres representan, o lo han hecho, a formaciones que como Podemos, Sumar o el PSOE son abanderadas del feminismo, partidos que se han distinguido por denunciar la injusticia el machismo o, como lo llama la líder de Podemos, Ione Belarra, del “asqueroso patriarcado”, y los tres están en la actualidad en procesos judiciales abiertos que los investigan por todo lo contrario de lo que han predicado, casi siempre con vehemencia y hasta beligerancia contra los que a su juicio no les seguía el paso para defender a la mujer contra el maltrato y el abuso.
Íñigo y Monedero soportan denuncias de agresión sexual y el tercero, el exministro Ábalos, por diferentes motivos que tienen una historia sórdida detrás porque eligió a una señorita de un catálogo de prostitutas, y siguiendo el camino de la tradición más rancia del machismo, le puso un piso para que estuviese disponible para prestar servicios. Eso sí, le puso un piso carísimo y eso y otras maneras generosas de corresponder se pagaban, al parecer con fondos públicos.
Que feo todo. Ábalos por cosificar a la mujer y los muchachos de Podemos y Sumar por tratar a la mujer como objetos a los que sobar y agredir sin miramientos. ¡Qué importante es creerse el discurso y los valores que se predican! Cuando no es así y personas tan significadas como éstas hacen cosas así, se proyecta a la sociedad una idea equivocada de que todos mienten y que todo es mentira. No hay nada más lejos de la realidad y no hay que dejarse llevar por el comportamiento indeseable de unos cuantos.
Ellos, que siempre han ido en cabeza del 8M, estarán hoy escondidos y la pregunta es si las actuales dirigentes de sus partidos harán lo mismo porque en la Corte se dice que ellas supieron de las denuncias y no hicieron lo suficiente, de hecho, no hicieron nada.
Ejemplos como los de estos políticos arruinan el trabajo que desde hace años se ha hecho y se hace por políticas de igualdad y el derecho de las mujeres, aunque por fortuna el peso del 8M va mucho más allá y supera el de estos malos ejemplos. Las conquistas de la mujer en la sociedad española son ya muy valiosas, pero todavía insuficientes y fechas como la de este sábado recuerdan la obligación de perseverar hasta que llegue el día en el que no sea necesario festejar nada porque la normalidad será absoluta y los prejuicios habrán desaparecido. Bien estará que algunos gestos feministas no generen confusión en esa ansiada normalidad.
Confieso que estoy harta de las feminazis. idos a la mierda con vuestras leyes.