Hoy: 11 de noviembre de 2024
Se ha vuelto común, por ejemplo, que experimentemos dolores de cabeza con frecuencia o que las mujeres sufran de dolor menstrual de manera habitual; sin embargo, esto no debería ser considerado normal. Ambos son indicios de inflamación, según lo explica Gabriela Pocoví, doctora en Medicina y Salud Pública y dietista-nutricionista. Este fenómeno, que parece estar en auge, es denunciado por esta experta, quien afirma que el 85% de la población está inflamada y no lo sabe.
Pocoví ha publicado un nuevo libro sobre inflamación La solución para la inflamación (Zenith), en el que plantea un método para “mejorar las digestiones, reducir el dolor, prevenir enfermedades, y ganar vitalidad”, porque, según argumenta, se trata de síntomas que denotan que existe inflamación en la persona.
“El dolor menstrual en la mujer, los dolores de cabeza, las migrañas, el dolor articular, son signos de inflamación. De hecho, el dolor es un signo claro de alarma de inflamación cuando ocurre de forma constante. Además, las alergias, las dermatitis atópicas, o la psoriasis, erupciones, urticarias; el tener constantemente moco, sentirte resfriado, con estornudos; y si, además, requieren de la toma de un fármaco para controlarlo, seguramente es un proceso de inflamación crónica”, agrega.
También todas las “manifestaciones relacionadas con la neuroinflamación”, que genera cansancio, fatiga, dificultad para concentrarnos, labilidad emocional (pasamos rápido de la ansiedad a la depresión); también problemas digestivos, vivir con hinchazón, diarrea, gases, estreñimiento, alteraciones en las evacuaciones.
“Son síntomas super frecuentes en la sociedad y estamos acostumbrados a silenciarlos con un fármaco de forma recurrente. De hecho, el 85% población tiene algún proceso inflamatorio crónico sin saberlo. Es una realidad. Algunas personas tendrán más tendencia hacia el dolor, y otros hacia problemas digestivos, pero sí es un signo recurrente en tu vida, que necesitas controlar con un fármaco, que te impide desarrollar tu capacidad funcional y nuestra actividad diaria, es un problema de salud y no deberíamos tomárnoslo a la ligera”, advierte Pocoví.
En este sentido, la doctora responde a la pregunta de por qué está tan de moda ahora este fenómeno y debemos preocuparnos por él cuando, realmente, es algo que ha existido de siempre, y señala que, aunque siempre ha estado ahí, sí que es cierto que las tasas de enfermedades crónicas no transmisibles, relacionados con la inflamación, son el caldo de cultivo para todas estas enfermedades autoinmunes, alergias en la infancia, el cáncer, las enfermedades neurodegenerativas, que están afectándonos cada vez más, y a edades más tempranas, “porque estamos más expuestos a estímulos y agresores que aumentan la inflamación persistente del organismo”.
“Es normal que de vez en cuando te duela la cabeza si algún día no duermes, pero si constantemente vives con dolor y con molestias, hablas de algo que se genera de forma persistente”, remarca.
Con todo ello, Gabriela Pocoví, experta en inflamación, explica cuáles son esas seis principales cosas que nos llevan a padecer este problema de forma persistente:
1. La deprivación del sueño y no tener un ritmo circadiano adecuado, es decir no ver la luz por la mañana, y someternos a la luz de los dispositivos, afecta al sueño y a la melatonina, una hormona antiinflamatoria, como la vitamina D.
2. Sedentarismo, pasamos horas sentados y esto afecta mucho a nuestra postura corporal, al metabolismo, igual que nos resta nuestra salud articular, y afecta a nuestro sistema inmunitario.
3. La alimentación que estamos llevando, rápida, rica en procesados, pesticidas, en tóxicos, o en azúcares.
4. Tóxicos ambientales, que cada vez más van en aumento y hay muchos que también afectan al sistema inmunitario y aumentan la inflamación.
5. Exceso de grasa corporal, no sólo tener un aumento de peso, sino el déficit de músculo, porque es un tejido metabólicamente activo y antiinflamatorio y la grasa, por el contrario, aumenta la inflamación.
6. El estrés crónico que llevamos todos porque aumenta la producción de cortisol, una hormona que nos inmunodeprime y nos hace más susceptibles a infecciones, menos eficientes al resolver la inflamación, y que afecta a todas las hormonas (insulina y capacidad de metabolizar, por ejemplo, todos los carbohidratos; a nuestra tiroides; al sueño y al descanso); el estrés es un desregulador.
Con todo ello, Pocoví propone varios hábitos claves para desinflamar el cuerpo, como cambiar el perfil de grasa y empezar a comer más grasa de calidad, inclusive grasa animal, consumir pescado azul, y dejar de lado las grasas hidrogenadas y procesadas (margarinas o aceite de girasol); no comer tanto, y lo que comemos que nos nutra realmente; consumir fibra de buena calidad y antioxidantes, “la verdadera fibra está en la fruta, en la verdura, y en los tubérculos, no en el pan integral”.
Asimismo, aconseja apostar por la densidad nutricional, es decir, consumir alimentos que en pequeña cantidad aporten mucho como, por ejemplo, el hígado, los mejillones, o la yema de huevo; variar lo que comemos, primando los productos de temporada porque tienen un menor contenido en pesticidas y son más en antioxidantes y en nutrientes.
También habla de bajar la cantidad de tóxicos del día a día, como los suavizantes o los perfumes; cuidar las digestiones, desintoxicarnos porque es importante darle ese especio a órganos como el riñón, el hígado, el intestino; o mejorar la salud de microbiota oral, que tiene bacterias super importantes para tener en orden, entre otras vías