Hay una frase que resuena con fuerza en muchas familias: “Lo estoy haciendo todo bien, y aun así no llego”. Es una sensación amarga, compartida por quienes trabajan, cuidan de sus hijos y aún no logran cubrir lo básico. El último informe de Save the Children, Cuentas que no salen, confirma que el empleo ya no es un salvavidas para miles de hogares en España. Tener trabajo no garantiza una vida digna: el 17% de las familias con hijos e hijas a cargo viven en situación de pobreza laboral, es decir, aunque tienen ingresos por empleo, estos no son suficientes para cubrir necesidades esenciales.
El informe, basado en datos del INE y la Seguridad Social, revela que esta realidad golpea con más fuerza a familias monoparentales (32%) y familias numerosas (35,5%). La pobreza laboral afecta al 11,7% de la población trabajadora, pero se dispara cuando hay menores a cargo. Si solo uno de los dos adultos en casa trabaja, el riesgo de pobreza puede alcanzar hasta un 63% en hogares con tres o más hijos. Incluso con ambos progenitores empleados, las cifras no desaparecen: hasta un 14,7% de estas familias siguen por debajo del umbral de pobreza.
Save the Children señala dos factores como raíz del problema: salarios insuficientes y baja intensidad laboral. Aunque la subida del salario mínimo ha tenido efectos positivos, no compensa situaciones donde los contratos son precarios, parciales o de corta duración. La intermitencia laboral impide a muchas personas acumular ingresos estables, lo que se traduce en inestabilidad económica continua. Casi la mitad de quienes trabajan menos de medio año tienen contratos temporales y escasas garantías.
Los jóvenes y las mujeres son especialmente vulnerables. Solo el 12,5% de los jóvenes entre 16 y 29 años logra salir del umbral de la pobreza, a menudo encadenando trabajos esporádicos y con jornadas reducidas. Por otro lado, el 74% de los empleos a tiempo parcial los ocupan mujeres, muchas de ellas obligadas a reducir jornada para cuidar de sus hijos o familiares, lo que agrava la desigualdad de género en el acceso a ingresos suficientes.
También el origen nacional influye: una de cada cinco personas en pobreza laboral es extranjera, pero solo uno de cada diez trabajadores que logra salir de esa situación pertenece a este grupo. La discriminación estructural en el mercado laboral profundiza esta brecha y dificulta la movilidad económica de quienes más lo necesitan.
Ante este panorama, Save the Children propone políticas públicas en tres frentes: mejorar la calidad del empleo, facilitando formación y estabilidad; conciliar trabajo y cuidados, con más apoyos a las familias y permisos parentales; y establecer una prestación universal por crianza, complementada con ayudas específicas para las familias más vulnerables. Porque, como demuestra este informe, trabajar ya no basta: hacen falta decisiones políticas valientes para que las cuentas vuelvan a salir.