Han pasado diez años desde el asesinato de Laura del Hoyo y Marina Okarynska, un caso que aún conmociona a Cuenca y a toda España. María Chamón, madre de Laura, sigue enfrentando con entereza cada aniversario del crimen y atiende a la prensa con la misma amabilidad que en 2015. “Vivo por ella y seré siempre como el junco que se dobla y sigue en pie”, afirma. Considera que el mejor homenaje es recordar a su hija cada día y mantener vivo su recuerdo, sin olvidar la crueldad del caso.
El 6 de agosto de 2015, Laura le dijo a su madre que saldría con Marina. Nunca regresó. Cuando su familia notó que no respondía al teléfono, comenzaron a buscarla. Supieron que se había ido con Marina, quien a su vez había comentado que iba a casa de su ex pareja, Sergio Morate, a recoger unas pertenencias. Cuando encontraron el coche de Laura con todas sus cosas dentro, supieron que algo iba mal.
En los días siguientes, la búsqueda se intensificó. María y su familia vivieron momentos de angustia, aferrándose a la esperanza de que Sergio las tuviera retenidas. La policía actuó con profesionalidad, especialmente el comisario Paco Sánchez, a quien María aprecia profundamente. “Lo quiero muchísimo, me alegré cuando tomó posesión como comisario”, dice.
La ciudadanía mostró un enorme respaldo a las familias. El 12 de agosto se celebró una multitudinaria manifestación en la plaza de España. Justo cuando regresaba a su casa, María supo por televisión que habían hallado los cuerpos de las chicas en el nacimiento del río Huécar. Poco después, la Guardia Civil le comunicó que Sergio Morate había sido detenido en Rumanía.
El juicio comenzó en octubre de 2017. María solo acudió un día, cuando le tocó declarar. Se sintió frustrada al ver la frialdad del asesino. «Estaba como si no fuera con él», recuerda. El tribunal lo condenó a 48 años de cárcel: 25 por el asesinato de Marina y 23 por el de Laura. Actualmente, cumple condena en la prisión de Herrera de la Mancha, según informa Europa Press.
Chamón no cree que la sentencia repare su pérdida. “Él está viendo la luz y mi hija no”, lamenta. Critica los privilegios penitenciarios y asegura que los asesinos deberían estar en un zulo “hasta que se secaran”. Cree que no basta con banderas a media asta o minutos de silencio, y pide mayor dureza para crímenes tan atroces.
Entre los apoyos que más valora están el del presidente castellanomanchego, Emiliano García-Page, y el del padre Ángel, que le regaló un obsequio y a quien planea donar cualquier indemnización que reciba. Pero especialmente significativa ha sido la cercanía de los Reyes de España. Enviaron un telegrama tras el crimen y desde entonces mantienen el contacto. “Cada vez que vienen a Cuenca, me llama el jefe de la Casa Real para decirme que quieren saludarme”.
En 2016, se erigió un monolito en el Paseo del Huécar para recordar a Laura y Marina. María lo considera un lugar simbólico, pues su hija solía pasear por allí. Sin embargo, ha dejado de llevar flores porque suelen ser retiradas. No organiza actos de aniversario, prefiere recordar a su hija en silencio: “Alegre y con muchos proyectos por delante”. Este 6 de agosto, como cada año, lo dedicará solo a ella.