Hoy: 23 de diciembre de 2024
Un reciente estudio liderado por la Universidad del Sur de California (USC) en colaboración con la Universidad de Cambridge, ha descubierto la relación entre una hormona producida por el feto y la sensibilidad de la madre a la misma como causa principal de las náuseas y vómitos en el embarazo.
En su forma más extrema, se produce la hiperémesis gravídica (HG), la cual puede ser peligrosa tanto para la madre como para el feto. Este estudio, publicado en la revista Nature, sugiere que la exposición previa a esta hormona podría atenuar los síntomas en algunas mujeres.
Durante mucho tiempo, las náuseas y los vómitos han sido un padecimiento común para las futuras madres, afectando al 80% de las mujeres en algún momento del embarazo, mientras que un 2% experimenta la forma más extrema.
La HG que puede resultar en pérdida de peso, deshidratación y hospitalización. No obstante, su causa ha sido poco conocida. Recientemente, diversos indicios han relacionado estos síntomas con el GDF15, una hormona placentaria que aumenta sustancialmente durante la gestación.
Este nuevo estudio confirma el papel del GDF15 en las náuseas del embarazo, además de revelar cómo la sensibilidad de la mujer a esta hormona determina la gravedad de los síntomas. Aquellas mujeres expuestas a niveles más bajos de GDF15 previamente al embarazo experimentan síntomas más intensos.
“Ahora entendemos que las mujeres desarrollan malestar durante el embarazo cuando se exponen a niveles elevados de la hormona GDF15, superiores a los que están acostumbradas”, mencionó Marlena Fejzo, doctora y profesora clínica adjunta de ciencias de la población y salud pública en el Centro de Epidemiología Genética de la Facultad de Medicina Keck y autora principal del estudio.
Las mujeres más sensibles a esta hormona son las que más sufren, explicó el doctor Sir Stephen O’Rahilly, codirector del Instituto de Ciencias Metabólicas Wellcome-Medical Research Council de la Universidad de Cambridge, quien lideró la colaboración. “Conocer esto nos da pistas sobre cómo podríamos evitarlo”, añadió.
Las estrategias planteadas para prevenir o tratar la HG incluyen la reducción del GDF15 como posible enfoque para la enfermedad del embarazo y la exposición pregestacional a la hormona, preparando a las mujeres frente a niveles elevados durante el embarazo, según Fejzo.
Para respaldar su investigación, Fejzo, O’Rahilly y su equipo realizaron análisis genéticos y sanguíneos de pacientes, así como estudios en células humanas y en ratones.
Uno de los descubrimientos clave es que una mutación poco común en el gen que codifica la GDF15 resulta en niveles anormalmente bajos de la hormona, aumentando el riesgo de HG cuando la exposición a la hormona es mayor durante el embarazo. Sin embargo, si el feto hereda la mutación con niveles bajos de GDF15, la madre podría tener menos posibilidades de padecer HG, según las investigaciones.
“Esta interacción entre la madre y el feto explica por qué algunas mujeres padecen HG en algunos embarazos pero no en otros”, subrayó Fejzo.
Además, se descubrió que las pacientes con beta talasemia, un trastorno sanguíneo que causa niveles crónicamente elevados de GDF15, están protegidas de la HG y de otras formas leves de la enfermedad del embarazo.
El estudio también exploró en modelos animales la posibilidad de que la exposición pregestacional al GDF15 prevenga las náuseas del embarazo. Los ratones expuestos a dosis altas de GDF15 mostraron pérdida de apetito, síntoma de náusea, pero aquellos expuestos primero a una dosis baja no presentaron el mismo efecto tras la dosis alta.
Este estudio, por primera vez en humanos, sugiere que niveles bajos de GDF15 durante el embarazo pueden ser seguros. En embarazos donde tanto la madre como el feto tenían la mutación GDF15 baja, los bebés nacieron sanos, indicando que reducir los niveles de esta hormona podría ser otra forma segura de prevenir la HG.
El siguiente paso es determinar si la exposición pregestacional al GDF15 reduce las náuseas y vómitos o incluso previene la HG. Fejzo busca financiamiento para probar si la metformina, un fármaco que aumenta los niveles de GDF15, es segura en pacientes con historial de HG.
Además, los investigadores esperan probar otros fármacos que puedan tratar la HG al bloquear la unión del GDF15 a su receptor en el cerebro, algunos de los cuales ya están en ensayos clínicos para tratar otras enfermedades.
Fejzo, quien ha experimentado directamente la HG, sostiene que estos hallazgos ofrecen esperanza a mujeres que, al igual que ella, han padecido enfermedades graves durante el embarazo. “Ahora que conocemos la causa principal de la HG, estamos más cerca de desarrollar tratamientos efectivos para evitar que otras madres pasen por lo mismo”, concluyó.