El debate sobre el gasto en defensa ha evidenciado una vez más las fracturas en el Gobierno de coalición. El Congreso ha rechazado este jueves oponerse al incremento del presupuesto militar con los votos de PSOE y PP, mientras que Sumar ha votado en contra y ha respaldado la propuesta de que España abandone la OTAN.
La iniciativa, presentada por el BNG, pedía frenar el plan de rearme de la Unión Europea y condenaba también las políticas de Estados Unidos en Groenlandia, Panamá y la Franja de Gaza. En este último punto, PSOE y Sumar sí lograron un consenso, pero la cuestión del gasto militar dejó en evidencia sus diferencias.
Al mismo tiempo, Pedro Sánchez ha marcado distancias con el concepto de «rearme» utilizado por la Comisión Europea, asegurando que «no le gusta en absoluto». Durante su llegada al Consejo Europeo en Bruselas, el presidente del Gobierno subrayó que el foco debe estar en «mejorar la seguridad y las capacidades de defensa europeas», pero sin adoptar un lenguaje que pueda interpretarse como belicista.
Mientras el Congreso debatía la iniciativa del BNG, el PP presentó su propia proposición no de ley para que las decisiones sobre gasto militar y la guerra de Ucrania sean votadas en la Cámara Baja. Sin embargo, la propuesta fue rechazada con los votos en contra de PSOE y Sumar, y la abstención de Vox y Junts.
El debate se produce en un contexto en el que la UE busca reforzar sus capacidades defensivas y coordinar un mayor gasto en armamento. La reciente presentación del Libro Blanco de la Defensa por parte de la Comisión Europea ha reavivado la discusión sobre el papel de España en la seguridad continental.
El rechazo de Sánchez al término «rearme» no es solo una cuestión semántica, sino una estrategia para diferenciarse de la narrativa de la Comisión Europea. El presidente apuesta por un discurso más diplomático y alejado de una retórica militarista, en un momento en el que la defensa y la seguridad han cobrado un peso creciente en la agenda política internacional.