Nunca pensé que mis reflexiones fueran las más acertadas. Pero, mientras no se demuestre lo contrario, creo que las ideologías no confirman el comportamiento de las personas, son ellas que ponen en su sitio a las ideologías.
El cristianismo, por ejemplo, no es una doctrina, sino el seguimiento a una persona cuyos pasos definen la maravilla del mejor proceder. En el evangelio están configurados esos pasos que la Iglesia arbitra y vigila con mimo y responsabilidad. Aunque algunos altos dignatarios, pocos, hayan servido con descaro a ideologías territoriales en lugar de a la fe… ¡Qué Dios juzgue!
Me alegro sobremanera haber conocido y tratado a dos socialistas republicanos de hondas convicciones religiosas que practicaban con coherencia: don Claudio Sánchez-Albornoz y don Leandro Pita Romero, ministros de una República disparatada que ellos no pudieron embridar y que terminaron afirmando lo de Ortega, Marañón y tantos otros: «No es eso, no es eso»
Aquellos socialistas eran más de Jesucristo. Muchos de ahora prefieren las mezquitas, aunque tampoco se les ve rezar en ellas.
Pedro Villarejo