Hoy: 23 de noviembre de 2024
Esta mañana me he encontrado con un mensaje de un compañero de prisión que me mandaba un enlace a un artículo publicado en “El País” de hoy mismo, día 6 de junio.
“Corrupción en prisión: 9.000 euros por un permiso, 15.000 por un tercer grado”, firmado por Jesús A. Cañas de la redacción de Cádiz.
Para los ciudadanos de a pie, puede que les resulte chocante, alarmante el saber que existe corrupción entre los funcionarios de prisiones. Para los presos, para todas las personas que hemos pasado por un periodo entre rejas, esa noticia no nos llama la atención. Es el pan nuestro de cada día.
¿Quieres un vis a vis con una prostituta? ¡Tanto!
¿Quieres una celda individual en el botiquín con comidas especiales? ¡Tanto!
¿Quieres un teléfono móvil? ¡Tanto!
¿Quieres un permiso? (Y no porque no te corresponda, sino para que sepas que somos nosotros los que hacemos y deshacemos aquí adentro) ¡9.000 euros!
¿Quieres el tercer grado? (Ídem) ¡15.000!
Ahora bien, los permisos, los terceros grados, no los concede la cárcel, no los concede la Junta de Tratamiento, no los concede el director ni el Administrador. Los permisos y los terceros grados los concede el o la Juez de vigilancia penitenciaria, con el visto bueno o la anuencia del fiscal.
Dice la noticia de “El País” que han detenido a cinco personas, al Exdirector de Puerto III, al Administrador y a tres personas colaboradoras que no son funcionarios de prisiones. Vamos a analizar esto último.
Los tres pringados de afuera eran lo que se conoce como “astilleros”, esto es los que recogen las “astillas” los sobres. No tienen nada que ver con la cárcel, pero seguro que son amigos o familiares de los funcionarios de prisiones involucrados. Recogen los sobres y los entregan al o a los responsables (El administrador, que tiene poderes suficientes sobre la cuenta de peculio de la cárcel, una cuenta a nombre de una administración, y por lo tanto intocable, y el director, más de lo mismo)
En este punto tenemos que recordar al público en general a la fiscalía y los investigadores, que los permisos y los terceros grados no los concede la cárcel, la administración, la Junta de Tratamiento. Ésta, compuesta por varios funcionarios de prisiones (Jurista-Criminólogo, Educador, Trabajadora social, psicóloga, subdirector de Tratamiento, etc) y presidida por el Sr. Director, “El baranda”, tan solo proponen al Juzgado de Vigilancia Penitenciaria, que se conceda un permiso o un tercer grado.
Estas propuestas deben ir acompañadas de informes favorables que aconsejen su concesión y justifiquen que el preso en cuestión colabora y avanza en su tratamiento favorablemente y que por lo tanto es recomendable dar un paso más y comenzar a llevar ese tratamiento al exterior de la prisión.
Lo cierto es que estas propuestas positivas suelen venir al cabo del tiempo. Me explico. Para una trayectoria penitenciaria normal y corriente, esto es, que no le has roto la cara a ningún funcionario, pero tampoco les has pagado los cafés a todas horas, los permisos te los proponen hacia la mitad de la condena, y el tercer grado hacia las tres cuartas partes. Todo lo que se salga de esos tiempos chirría, no cuadra, es raro. Y eso, tanto los jueces como los fiscales lo saben.
En definitiva, si la Junta de Tratamiento está compuesta por cinco o siete personas, todos ellos, salvo los que hayan votado negativamente están involucrados. O cobran de la mafia o simplemente se dejan llevar por la misma, saben, pero no actúan, no denuncian, entendiendo el corporativismo como la defensa a ultranza de la corrupción y lo delictivo.
Lo mismo sucede con la fiscalía y con el Juzgado. No les cuadran los tiempos, pero como los informes son favorables, pues adelante. Sin preguntar, sin subir a la cárcel a informarse, sin que emita informe el equipo psicosocial del Juzgado.
Como decía al principio para los presos, esta noticia no nos coje por sorpresa. Es el pan nuestro de cada día. Y lo peor es que es la generalidad no la excepción. Y si siguen esta noticia hasta el final verán que se van de rositas. No les pasará nada. Al administrador lo trasladarán a otra prisión y punto. No pisarán una cárcel, por la parte de adentro, la de los presos, nunca, jamás, como sucedió en Castellón hace ya algún tiempo.
Pillaron al director de la cárcel en connivencia con el Juez de Vigilancia cobrando por lo mismo, por conceder permisos y terceros grados bajo precio. Cual la antigua cárcel de Sevilla, la cual a fue descrita por el Magnifico Cervantes, con su puerta de oro, su puerta de plata. ¿Qué les sucedió a estos dos funcionarios? Pues nada. Al juez lo mandaron a Torrevieja a un juzgado de instrucción y al director lo degradaron a subdirector de la otra cárcel de Castellón y al poco tiempo lo volvieron a nombrar director para que siguiera haciendo de las suyas.
En la cárcel de Estremera, el administrador nombrado por el recién cesado director de la misma Sr. Valdivieso, era el camillero del botiquín. De Estremera pasó a la zona de Alicante a llevar toda la zona. Lógico. Era persona de confianza. Callado y obediente.
En Logroño, más de los mismo. El director, D. Vicente, ahora está vegetando en los juzgados o en alguna administración relacionada con los mismos, de asesor. No sé lo que asesorará, pero nada bueno seguro.
La versión de este humilde preso es la siguiente:
Estos dos gilipollas el exdirector y el administrador o se pasaron de listos o amenazaron con tirar de la manta y se la han jugado. Ahora ellos pagarán los platos rotos. Los “culpables” separados del centro y la mafia de verdad a seguir cobrando, extorsionando y estafando.
No se engañen señoras y señores. Esto es lo normal. He compartido celda con funcionarios de prisiones y policías que les ha pasado lo mismo, que han pagado por no colaborar, por no callarse, por intentar que estas prácticas no se dieran en su puesto de trabajo. Funcionarios de prisiones con una condena de seis años porque en su mochila se ha detectado un nanogramo de alguna sustancia prohibida. Policías nacionales con condenas mayúsculas por no querer pasar por alto que el hijo del comisario jefe trabajaba de traficante para una mafia local de Cádiz, precisamente. Y les creo.
¿Cinco detenidos? Pocos, y ninguno relevante.
te quedas corto, el monopolio de los teléfonos con tarjeta, sueles gastar cinco veces lo que cuesta una linea de móvil. permisos que te concede la audiencia provincial y siguen negando en el siguiente permiso la junta y vigilancia penitenciaria. los elementos que componen la junta, son los nuevos jueces dentro de prisión, intentan juzgarte de nuevo, impedimentos administrativos que solicitas y no les dan curso, y no hablemos de atención médica. es para escribir una enciclopedia.