Congreso a secas, a solas, sin más, es la mejor manera de que sientan inclusivos sus señorías, algunos de los cuales últimamente están abandonando sus escaños por haber mentido en sus curriculums vitae, hinchando sus estudios como venidos de altas cimas intelectuales. Tuve un profesor eximio, de tantos como aprendí, con doctorados de verdad, que solía referirse al curriculum vitae como al ridiculum vitae… La mejor prueba de muchas incapacidades es pasar una tarde deliberando sobre el quitar la palabra Diputados, o no, del Congreso en la papelería y documentos, gastando inútilmente más dinero en caprichos de obsecuentes.
En estos lugares cortos –escribe Cervantes—de todo se trata y de todo se murmura. Pareciera que no hubiese en España mejoras que debatir, ilusiones que alentar, propuestas que llevar a cabo, como la de buscar entre todos una Ley de Votaciones Generales que modifiquen estas dependencias absurdas… pero nuestros congresistas se miran a los ojos para ver hasta qué punto se sienten inclusivos.
Si dejasen a los leones de la puerta que hablaran, morderían.
Pedro Villarejo