En Carpenedolo, un tranquilo pueblo lombardo, se conserva una de las colecciones más insólitas jamás certificadas: 2.077 condones de todos los colores, épocas y continentes, reunidos por Amatore Bolzoni, un contador que sobrevivió a la guerra y al tabú con la misma tenacidad.
Todo empezó en los años ochenta, durante un viaje a Alemania. Un amigo lanzó el reto: “¿Y si coleccionas preservativos?”. Amatore lo aceptó con humor y dedicación. Tres décadas después, su hijo Massimo mantiene viva la colección, dispuesta con mimo en vitrinas privadas, según una información publicada en Clarín.
Entre los ejemplares: condones del siglo XIX hecho con tripas de cordero, un modelo de “cuerpo entero” usado en la comedia ‘Naked Gun’, e incluso uno que reproduce música. Cada uno en su envase original, perfectamente conservado.
Detrás de la extravagancia hay historia: Amatore sobrevivió al campo de concentración de Dachau y a la deportación rusa. Su hijo lo describe como un hombre alegre, bromista, que buscó celebrar la vida a su manera. “Coleccionar era su forma de resistir al olvido”.
Massimo, ingeniero y padre, no ha ampliado la colección, pero no la descarta: “Si alguien intenta batir el récord, me lanzo”. Por ahora, es un legado familiar, que su hija aún no comprende del todo: “Para ella, es solo otra colección del abuelo”.