Un estudio reciente publicado en junio por la revista médica estadounidense JAMA advierte de que no solo importa la cantidad de horas frente a los dispositivos, sino el uso adictivo de la tecnología.
La investigación, realizada a más de 4.000 niños de entre 10 y 14 años, plantea un cambio de enfoque para abordar la relación entre tecnología y salud mental infantil, según informa la Vanguardia (MX).
El estudio concluyó que los menores que utilizaban de forma adictiva el móvil, los videojuegos o las redes sociales tenían entre dos y tres veces más probabilidades de presentar pensamientos suicidas o conductas autolesivas a los 14 años.
No se trata solo de las horas de conexión. Es adictivo cuando los niños se sienten incómodos o ansiosos sin su dispositivo, lo revisan de manera constante o son incapaces de dejar de usarlo, incluso aunque no pasen demasiado tiempo en él.
Su raíz está en el desarrollo cerebral. Durante la infancia y adolescencia, la corteza prefrontal, responsable del control de impulsos, el juicio y la toma de decisiones; aún no está madura. Por eso, los niños son más impulsivos y vulnerables a los estímulos de gratificación inmediata que ofrece la tecnología.
Limitar o prohibir el acceso no basta. Los expertos coinciden en que es necesario acompañar a los menores con estrategias de regulación emocional, psicoterapia cuando sea necesario y educación familiar sobre el uso responsable de dispositivos.
El estudio también destaca que los adolescentes en entornos más vulnerables, con ausencia parental, padres no casados o bajo nivel educativo; mostraron un uso más adictivo.
Mitch Prinstein, científico de la Asociación Americana de Psicología (APA), señaló que muchas plataformas emplean técnicas de “diseño seductor” para captar y retener la atención de los jóvenes. El Reino Unido ha empezado a regular estas prácticas con códigos de diseño adecuados para la edad, una medida que aún no se aplica en Estados Unidos ni en gran parte de América Latina.
Incluso sin adicción diagnosticada, el uso excesivo de dispositivos desplaza actividades esenciales para el desarrollo sano de los niños: dormir bien, practicar ejercicio, convivir con otros y explorar el mundo real. Estas actividades no son opcionales; son fundamentales para el bienestar emocional y cognitivo.
Los expertos recomiendan:
Los investigadores Candice Odgers y Jason Nagata insisten en que el tiempo frente a la pantalla no es la única medida relevante. Lo crucial es cómo, para qué y por qué se usan los dispositivos.
En lugar de preguntar “¿cuántas horas estás en el móvil?”, deberíamos cuestionar: “¿cómo te sientes sin el móvil?”, “¿qué haces en línea?” o “¿qué podrías estar haciendo fuera de la pantalla?”.
La tecnología ha llegado para quedarse. La responsabilidad de los padres no pasa solo por prohibir, sino por educar y acompañar. Enseñar a nuestros hijos a usarla de forma sana y equilibrada es hoy una prioridad, porque su salud mental está en juego.