Hoy: 10 de noviembre de 2024
Un equipo de la Facultad de Química de la Universidad de Nottingham (Reino Unido) ha analizado el genoma de Lutzomyia longipalpis, una especie de flebótomo originaria de Brasil y América del Sur que puede transmitir una enfermedad llamada leishmaniasis.
Durante este análisis, descubrieron una enzima específica que utiliza esta especie de flebótomo para producir un atrayente de feromonas, lo que podría conducir a la creación de trampas específicas para controlarlos y reducir la propagación de la enfermedad.
En concreto, el estudio identificó la enzima, llamada terpeno sintasa, que es responsable de producir la feromona terpénica sobraleno, que el insecto utiliza para atraer a otros para aparearse. Este hallazgo podría conducir al desarrollo de trampas comerciales para apuntar y controlar este tipo de flebótomo. La investigación se ha publicado en PNAS.
Se sabe que más de 90 especies de flebótomos transmiten parásitos Leishmania que se transmiten a los humanos mediante la picadura, pero Lutzomyia longipalpis es el principal portador de la enfermedad en América del Sur.
Los síntomas más comunes de la enfermedad son úlceras y lesiones cutáneas que pueden dejar cicatrices de por vida; en casos más graves, las personas pueden enfermarse gravemente con fiebre, pérdida de peso, agrandamiento del bazo y del hígado y anemia.
La forma más grave de la enfermedad, conocida como leishmaniasis visceral, es invariablemente mortal en dos años si no se trata. La mayoría de los casos de leishmaniasis visceral ocurren en Brasil, pero la enfermedad se puede encontrar en gran parte de los trópicos y subtrópicos.
Los terpenos se utilizan ampliamente en la naturaleza para la comunicación química, pero recién ahora está comenzando a comprender cómo los insectos producen estos productos naturales estructuralmente diversos. Los machos del flebótomo, Lutzomyia longipalpis, utilizan feromonas terpénicas para atraer a las hembras y otros machos a los sitios de apareamiento.
Las terpeno sintasas producen muchas sustancias químicas utilizadas por plantas y microorganismos para la defensa y la comunicación. Esta investigación identifica la primera terpeno sintasa (TPS) del insecto Lutzomyia. Ofrece el potencial para la producción sostenible de este compuesto mediante biocatálisis.
El profesor Neil Oldham de la Facultad de Química de la Universidad de Nottingham, quien encabezó el estudio, explica: “Hemos estado buscando esta enzima durante más de 2 años y encontrarla ha sido muy difícil.
La belleza del enfoque de las feromonas es que es muy específico para este insecto, por lo que la siguiente etapa del proyecto será diseñar microorganismos para producir la enzima de una manera que produzca la feromona.
Si luego podemos encontrar una manera de ampliar esto para uso comercial, sería una manera de controlar las poblaciones de estos insectos y, con suerte, reducir la propagación de la leishmaniasis”, concluye.