Hoy: 21 de noviembre de 2024
Un estudio titulado Salud mental y desigualdad de Jóvenes en España, realizado por Fad Juventud con la colaboración de Oxfam Intermón y el Consejo de la Juventud de España, ha revelado que casi la mitad de los jóvenes en España han tenido ideaciones suicidas en el último año. El informe, presentado en el marco del Día Mundial de la Salud Mental, advierte sobre el creciente malestar psicológico entre los jóvenes. Casi seis de cada diez reportaron haber sufrido problemas de salud mental en 2023, con un aumento significativo en quienes experimentan estos síntomas con frecuencia, triplicándose desde 2017.
Entre los síntomas más comunes se encuentran el cansancio (46,2%), problemas de concentración (44,9%), tristeza (44,2%), miedo al futuro (42,7%), desinterés por actividades (40,7%) y dificultades para dormir (39,2%). Más de la mitad de los encuestados (52,1%) han experimentado cinco o más de estos síntomas, lo que refleja la gravedad del problema. Además, el 27,8% de los jóvenes recurrió al alcohol o a pastillas para calmarse, una cifra notablemente mayor entre quienes enfrentan carencias materiales.
El estudio también destaca una clara brecha de género en la percepción de la salud mental. Solo tres de cada diez chicas reportan no haber tenido problemas de salud mental, frente a cuatro de cada diez chicos, lo que subraya una mayor afectación entre las mujeres jóvenes.
Beatriz Martín Padura, directora general de Fad Juventud, subrayó la importancia de reducir las barreras económicas para garantizar que todos los jóvenes puedan acceder a apoyo emocional. También destacó que la precariedad y la desigualdad son factores clave que agravan el malestar emocional de la juventud, y que este no debe verse como un problema individual, sino como un reto colectivo que requiere una respuesta social más amplia.
El estudio revela que el 62,3% de los jóvenes que han sufrido problemas de salud mental en los últimos 12 meses buscaron ayuda profesional, mientras que un 37,5% no lo hizo. Sin embargo, según el Barómetro Sanitario 2023 del CIS, el acceso a atención especializada es lento, ya que solo el 17,4% logra ser atendido por un especialista en menos de un mes, y un 34,5% debe esperar más de tres meses, lo que refleja la saturación del sistema.
El principal obstáculo para buscar ayuda es el coste económico, señalado por el 37,8% de los jóvenes, seguido por la sensación de no necesitarla (28,3%) y la percepción de que el problema no es grave (27,3%). Estos factores complican el acceso a tratamientos adecuados, afectando el bienestar emocional de muchos.
El informe también muestra que casi la mitad de los jóvenes (45,7%) ha sido diagnosticado con algún trastorno de salud mental a lo largo de su vida, un aumento significativo respecto al 2021, cuando la cifra era del 36,2%. Entre los diagnósticos más comunes destacan la depresión (17,7%) y la ansiedad (15,9%), dos problemas que afectan a un gran número de jóvenes.
Para hacer frente a esta problemática, el informe sugiere varias medidas. En primer lugar, destaca que resulta crucial abordar los factores socioeconómicos que agravan los problemas psicológicos de la juventud a través de políticas que promuevan la igualdad de oportunidades, especialmente en materia de empleo y acceso a recursos básicos.
La generación y mejora de recursos asistenciales a la salud mental también es fundamental. La creación de recursos específicos (como hospitales de día, servicios ambulatorios y programas de hospitalización juvenil) es una prioridad en cinco comunidades autónomas, apunta el informe.
Además, enfatiza la necesidad de aumentar la ratio de psicólogos especializados en el sistema público, alineándose con las recomendaciones internacionales que proponen un mínimo de cinco psicólogos clínicos por cada 100.000 habitantes.
Finalmente, resulta esencial reducir el estigma asociado a los problemas de salud mental, y concebir el bienestar emocional como una parte integral de la salud en general. Se recalca la importancia de educar sobre salud mental desde una perspectiva preventiva, promoviendo una cultura de autocuidado y apoyo colectivo que permita a los jóvenes acudir tanto a sus redes de apoyo social como a profesionales sin que esto sea visto como un signo de debilidad.