Hoy: 22 de noviembre de 2024
Carmen Borrego enfrenta un nuevo desafío en su vida pública. A casi dos semanas de su regreso de Supervivientes, aún no ha contactado a su hijo José María Almoguera para intentar reconciliarse con él.
Sin embargo, el foco de atención cambia ahora hacia Gustavo Guillermo, ex mano derecha de María Teresa Campos, quien ha estallado públicamente contra Borrego por desmentir sus declaraciones en directo. Guillermo había afirmado que Borrego estaba destrozada por la traición de su hijo.
Tras superar el shock de descubrir que José María y su esposa, Paola Olmedo, criticaron abiertamente a Borrego en la portada de la revista Semana, Carmen ha expresado su descontento con el chófer de su madre.
“Creo que está en un momento muy complicado de su vida y mi llamada lo puede alterar más, y por eso no he descolgado el teléfono. Lo único que espero es que él puede solucionar su vida, su matrimonio y, entonces será el momento de sentarnos a hablar” ha explicado Carmen en Así es la vida.
“Si es feliz con Paola, que creo que lo es, por supuesto que quiero que lo solucione. Eso es lo más importante, y cuando lo tenga solucionado tendrá a su madre como la ha tenido siempre” ha confesado ante las cámaras de Europa Press.
No es el único mensaje que ha enviado a José María, ya que muy conciliadora ha reconocido que si se encontrase con su hijo por los pasillos de Mediaset, algo que le encantaría, “le daría un abrazo si pudiera porque creo que es lo primero que tenemos que hacer y luego empezar a hablar”.
“Los reproches ya están hechos, y ahora lo que hay es que recoger velas e intentar comprendernos, entendernos y seguir un camino juntos que, desde luego, es lo que yo quiero. Lo único que te mando es un beso, hijo, si estás arriba y saber que yo no te voy a montar jamás un numerito” ha asegurado.
Además, Carmen ha aprovechado la presencia de cámaras para dejar claro una vez más que no le preocupa lo que pueda contar Gustavo sobre ella: “Mira como tiemblo… no tengo ningún miedo, pero que dejen de especular porque la especulación es peor que hablar”.