La escritora Carla Montero regresa con una nueva novela, La dama de la niebla (Destino), donde recupera la memoria de las mujeres pilotos del automovilismo del siglo XX, figuras que, en sus palabras, quedaron “olvidadas” en un relato dominado por hombres. Fiel a su estilo, la autora entrelaza intriga, historia y amor en un homenaje a quienes se atrevieron a romper barreras.
«Quiero hablar de historia a través de las mujeres pilotos del automovilismo, esas mujeres que rompieron moldes al sentarse detrás de un volante y que han quedado olvidadas por el relato masculino», señaló Montero durante la presentación en Madrid. La autora reivindicó la “obligación” de rescatar estas vidas olvidadas para inspirar a las generaciones actuales y lamentó la escasez de documentación disponible. Además, subrayó el potencial narrativo de ese periodo turbulento: «La diversidad de nacionalidades que se da en el automovilismo me permite explorar ese clima que había antes de la Segunda Guerra Mundial».
La historia se desarrolla en 1938 en la Isla de Man, en pleno mar de Irlanda. Tras la muerte en un accidente del piloto Anton Behra, su esposa, Mila Kovac, una joven española y protagonista de la novela, deberá afrontar no solo el duelo, sino también una nueva pasión y los desafíos de una época convulsa. «Mila Kovac bebe de las biografías de las mujeres pilotos reales. Es una oportunidad para homenajearlas», explicó Montero.
La autora ambienta la trama en la llamada Golden Era del automovilismo, los años 30, etapa que sentó las bases de los grandes premios actuales de Fórmula 1. «La Golden Era tiene todos los ingredientes que a mi me gustan para mis historias: personajes, contexto histórico e intriga, pese a que es un tema que me era muy ajeno», aclaró antes de remarcar: «no es una novela sobre coches». Según añade, los vehículos funcionan como un pretexto para hablar de personas, emociones y tensiones históricas.
Montero también destacó la dimensión romántica de su obra: «La dama de la niebla propone al lector una gran historia de amor» y asegura que «es la historia más bonita» que ha escrito hasta ahora. Confesó además que fue un proyecto inesperado: «Es un libro que para mí ha sido un descubrimiento. La historia que se cuenta me ha encontrado a mi sin yo buscarla».
La elección del contexto histórico no es casual. La autora sitúa la novela en los años previos a la Segunda Guerra Mundial por los paralelismos con la situación actual. «Somos herederos de lo que pasó en esa época y somos una sociedad parecida a la de esos años», señaló. Y añadió una advertencia sobre los líderes mundiales de hoy: las tensiones globales “tienen su explicación en aquellos tiempos” pero, lamentablemente, “parece que no quieren aprender”.