Hoy: 25 de noviembre de 2024
Estamos expectantes viendo como pretenden, dando unas veces pasitos otras veces pasos y últimamente zancadas, meter teorías en las cabezas de nuestros jóvenes, de cualquier manera con prevenidas varias muy apropiadas para encandilarlos y en los lugares más insospechados. El caso es torpedear la gran historia de España, junto con sus costumbres pasadas de generación en generación, por sus familias.
Primero, es destruir las costumbres recibidas de nuestros mayores anular conmemoraciones y premios concedidos, se retuercen en sus asientos, por no poderlo hacer de un plumazo, pero si se les ocurriera, sería demasiado descarado de cara al resto de otros países, unos, sus amigos de correrías viajeras con sus mercancías tan especiales aplaudirán, pero los países con garantías para sus ciudadanos se verían obligados a intervenir de alguna manera por su propia seguridad.
Que recuerden que tiene un enemigo a batir, nosotros, los abuelos, somos personas mayores con una memoria brillante y que por haber vivido tanto somos capaces de dar pelos y señales de hechos que estos, los cuentan al revés pretendiendo
hacerlos creíbles.
Solo consiguen poner en marcha el caudal de recuerdos que guardamos los mayores, esos que nos pasaron nuestros padres, los bisabuelos de estos chicos, aquellos españoles que vivieron la peor guerra que se puede crear entre hermanos, donde todos fueron víctimas de las peores atrocidades.
Todos nosotros y sumamos siglos, teníamos los recuerdos de esa época dormidos, y más los nacidos a partir de los años cuarenta. En nuestros hogares, jamás escuchamos hablar de esa guerra delante de nosotros de niños ni de adolescentes, así vivíamos, felices sin rencores.
Que mezquino es aquel que crea mentiras para medrar y que baja moral tienen los que se prestan a expandirlas, y lo más denigrante es que lo hacen por dinero…
Están comprados, pero que recuerden ellos y sus amos, que ante un tribunal, esos tan fieles, negarían su participación y dirían que fueron obligados, de esta manera pondrían en la picota a sus dueños.
No son fiables en absoluto, si se han vendido ellos, no tendrán freno alguno en vender a quien los encumbró y enriqueció.
Que triste vida, a pesar de todas esas ganancias podridas por la avaricia tienen que llevar esos impresentables siervos, que se vendieron y que por miedo, atornillando en el centro del salón ese sillón manchado de su jefe, pero que recuerden que si el jefe cae, ellos también, pero seguro que saldrán mucho peor parados…
Vivíamos en una España con una tranquilidad que nos permitía poder salir a la calle sin miedo, regresar a casa y no tener que verte en la calle, porque te la hayan ocupado unos “okupas” y que con esa acción te han destrozado la vida y te ves perdido, se han apropiado de tu casa. ¿Qué pasa con estas nuevas leyes que beneficia a quien se las salta?
Cuando has sido testigo paseando, viendo como han tirado al suelo delante de ti a una persona mayor al robarle el bolso, ya sabemos que lo que le quede por vivir a esa persona, ya no será igual, ella vivirá como pueda con sus lesiones, de ellos nunca más se supo.
Vivíamos guardando respeto, educación y maneras aceptables para la convivencia. El respeto para ti, comienza cuando tú lo practicas con los demás. Los jóvenes de hoy, no se asombran por esas palabras malsonantes en el hemiciclo, donde ofender al contrario, se aplaude con ganas.
Son tiempos de inseguridad y nos sentimos amenazados. ¿Dónde está la cordura? Están revelando un cliché de la peor época de nuestra historia.
Sentaros frente a frente en esa mesa enorme, fabricada para albergar a una legión de ministros, (pero sin ellos) solo esas cabezas pensantes con proyectos viables, buscando la mejor solución para el bien de ¡¡TODOS!!
Terminemos con este (Juego de tronos) indecente, ridículo y deprimente, que nos está llevando a una situación caótica. Pensar como nos consideraban en el mundo y como han conseguido que muchos nos repudien por no ser creíbles esas políticas que poco a poco están implantando.
Ya no hacemos amigos nos creamos enemigos, menos mal que separan a los ciudadanos españoles de esos que son capaces de revertir esa Gran Historia que nos precede. Los mayores sentimos miedo al futuro tan incierto, que se les presenta a nuestros nietos, con semejantes proyectos de desmemoria intencionada.
Deseamos poder viajar con libertad a otros países donde podamos conocer sus culturas y disfrutar de sus gentes.
Queremos que España sea lo que siempre fue, un lugar donde se podía pasear por sus calles, sin miedo y dar opiniones sin mordazas que lo impidan por ese pensamiento único que intentan implantar, ese que existe en otras latitudes menos afines a una democracia, y que no sea causa de cese del empleo, o de una paliza en la calle, en un bar, en un parque o donde sea…Por el odio creciente.
Que nombrar España no sea causa de estigmatización por parte de los que renuncian a su nacionalidad, pero viven aquí. Nosotros somos españoles y nos sentimos orgullosos de serlo.
Por tener memoria con hechos vividos, somos capaces de barruntar un futuro muy incierto, y por ese aprendizaje, no nos sentimos ofendidos con esos improperios que nos sueltan algunos resentidos, queremos poder entendernos, es muy necesario, para poder vivir en paz y con verdad.
Sabemos donde nacimos y de donde venimos, nos sentimos orgullosos de ser lo que somos, nosotros los de esa generación que nos bebimos la vida subiendo por rampas infinitas, respetando al prójimo, pensase lo que pensase y hemos llegado hasta hoy, por eso pedimos esa cordura que ha desaparecido.
No tiréis nada los libros de nuestra historia a la hoguera, nosotros los mayores los hemos estudiado aprendido y memorizado para dárselo a conocer a nuestros nietos y a quien quiera saber la verdad de nuestra historia, sobre todo ahora que están emborronando páginas enteras. Vivimos en una incertidumbre que no nos merecemos.
No lo permitamos, tenemos la palabra, usémosla, nos están observando con expectación, fuimos un ejemplo durante la transición y muchos nos admiraron por la forma pacifica de como se llevó. Ahora quieren revertir esos tiempos que los que tenemos memoria conocimos. Mientras continuemos vivos, contaremos lo que vivimos con verdad, nadie nos podrá hacer callar precisamente por ser y estar, con dignidad y sin mentiras
Pero cuando alguien quiso subirse a la atalaya, por siete votos necesitó crear la gran bola, que está destrozando nuestra convivencia.
Para los judíos, el siete es el número más místico, porque Dios necesito solo seis días para crear el mundo y el séptimo descansó.
¡Qué gran paradoja! Por “siete” han dejado en evidencia ante el mundo el proceder de un país al que respetaban y que al carecer de palabra, dedicándose a embarrar para tapar, y han creado un lodo demasiado espeso muy difícil quitar. ¿Se podrá olvidar?
Nos estamos jugando…¡¡TODO!!
No se me ocurre un delito más grave que intentar dividir a la sociedad de un país. Quienes lo estén promulgando deberían estar en la cárcel.