Hoy: 14 de noviembre de 2024
La comparecencia de Begoña Gómez, esposa del presidente Pedro Sánchez, en la Asamblea de la Comunidad de Madrid, estuvo llena de incidencias desde el mismo instante que la investigada entró a la sala. Primero por la presencia de los medios de comunicación y después por acogerse a su derecho a no declarar y leer un documento escrito en el que denunciaba la instrumentalización política que ha hecho de su caso.
FUENTES INFORMADAS presenta un vídeo que relata lo ocurrido este miércoles en el organismo madrileño, donde se puede observar a la mujer de Sánchez entrar a la sala algo distraída. Pero las cosas fueron a peor cuando se invitó a la prensa a entrar unos minutos para tomar imágenes de Begoña antes de iniciarse la sesión.
Los grupos de izquierda no dudaron en oponerse, y de inmediato, exigieron que no se le permita el paso a los medios de comunicación. Lo más curioso de todo, fue la aptitud de Gómez al ser interrogada por los miembros de la Asamblea. La investigada dio por respuesta la callada a todas las interrogantes que se le realizaron. Mantuvo una mirada fría y desafiante a los portavoces que la dirigieron preguntas, que ella no contestó.
El consejero de Presidencia, Justicia y Administración Local, Miguel Ángel García, ha criticado que la mujer del presidente del Gobierno, Begoña Gómez, haya decidido acogerse a su derecho de no declarar en la Asamblea de Madrid, poniéndose así, “en rebeldía” y faltar “al respeto a todos los madrileños en sede parlamentaria”.
En la rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno, el número dos del Ejecutivo madrileño ha lamentado que Gómez haya “desperdiciado una oportunidad de oro para aclarar esas evidentes sospechas sobre el uso irregular de los medios de una universidad pública para su promoción personal, sin tener la capacitación suficiente para poder hacer una cátedra extraordinaria como la que codirigió, para aclarar ese posible enriquecimiento que se ha producido como consecuencia de la adquisición de ese software que debería pertenecer a la Universidad Complutense de Madrid” y que no se sabe “en este momento en manos de quién está”.
O también para “aclarar todos esos posibles negocios fraudulentos que se produjeron en la sede de esa universidad pública a cambio de posibles contratos, de posibles prebendas después en el Palacio de La Moncloa o con la Administración General del Estado que preside su propio marido”.