Hoy: 22 de febrero de 2025
Estoy con el desconcierto, quizás sufrimiento, de los miles y miles de españoles que creyeron ver en aquella oleada de jóvenes entusiastas y espíritu revolucionario del 15M, la referencia que necesitaba en sus vidas, la cruz de guía para encontrar el camino de los principios y los valores que nos iba a llevar seguros y firmes contra por un mundo oscuro y contaminado de mentira y corrupción, una sociedad acomodada y pervertida donde las castas imponen su ideario, que no es otro que el dinero y la buena vida a costa de los parias.
Eran un torrente vigoroso contra los partidos de siempre, contra los políticos de siempre, contra una sociedad dominada por la mentira. Y llegaban como la solución, la alternativa, pero pronto empezaron a pelear entre ellos, a discrepar por las cuotas de poder, a dividirse por postulados discordantes y, también a aparecer como simples mortales que mienten y meten mano a los culos de las alumnas o compañeras, que miran para otro lado para tapar vergüenzas.
Lo mundano y perverso en el comportamiento de Íñigo Errejón y, como hemos sabido ahora, de Monedero, creadores de aquel movimiento de luz, deben tener un dolor inmenso al comprobar que sus ídolos, líderes y abanderados del cambio, son potenciales agresores sexuales y abusadores, expertos en el manoseo y la soba, maestros en el desprecio a la mujer a la que decían defender y valorar.
¡Cuantas veces han encabezado pancartas en el día de la mujer! ¡Cuántas entrevistas y declaraciones en las que se mostraban como espadachines de la honra y la igualdad! Y resulta que ellos, los que decían qué hacer y cómo para acabar con una “sociedad patriarcal que es asquerosa” -sic- son realmente los asquerosos que nos han engañado y defraudado.
Pero no solo ellos. No han sido y son únicamente Errejón y Monedero, los casos que sabemos por ahora sin perjuicio de que bajo la alfombra pueda haber más basura oculta. La malo de estas historias sórdidas es que los demás, muchos de ellos, lo han sabido y lo han consentido. Y lo que todavía es mucho peor: lo han sabido y consentido las mujeres dirigentes de sus organizaciones, Podemos y Sumar. Ellas lo niegan con rotundidad y aseguran, este es el caso de Belarra y Montero, que no tomaron medidas cuando tocaba, es decir, cuando tuvieron conocimiento de las denuncias, porque las víctimas pidieron anonimato y discreción. Ione Belarra lo justifica así y se queda tan ancha. Es decir, que tiene a un agresor en sus filas, al que le han permitido estar en actos del partido, !y no lo denuncian para preservar el anonimato de las víctimas!
Joder con el femenismo. Tiene una interpretación para cada cosa y según conviene usan una u otra o la de más allá, pero ninguna la de poner al señor Monedero en manos de la justicia, que es donde debiera estar. A lo más que han llegado las exministras Belarra y Montero es a culpar a la traidora Yolanda Díaz de haber dado ‘honores’ a Errejón cuando ya se sabía de sus andanzas poco honorables con las señoras.
Esto es lo malo de ir por la vida dando lecciones y de decir una cosa y hacer la contraria, que antes o después te quedas desnuda ante la realidad y se ven las vergüenzas y la verdad. Y la verdad de aquellos muchachos dispuestos a cambiar el mundo en realidad solo querían cambiar el suyo, acercarse a las alegrías de la vida y sucumbir a los encantos del poder, del dinero y del placer, que han sido mismamente los demonios del hombre y de la mujer desde los tiempos de Adán y Eva.
¡Qué mal ejemplo, Ione, Montero y compañía! Preservar el anonimato de las víctimas, por supuesto, pero los agresores ante la justicia. Y los principios y valores siempre y por encima de todo.