La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ha dado el visto bueno a la OPA hostil del BBVA sobre el Banco Sabadell, tras meses de análisis y en medio de una fuerte tensión política y empresarial. Lo ha hecho en fase 2, con una decisión unánime, y sujeta a compromisos clave.
La aprobación llega con «remedies»: BBVA deberá garantizar la continuidad de oficinas y cajeros del Sabadell en localidades con baja competencia, escasa renta o poca población. Un intento por contener el impacto en la llamada «España vaciada», donde la presencia bancaria ya es limitada.
Tras este paso, la operación entra en fase 3. El Ministerio de Economía tiene 15 días para decidir si la eleva al Consejo de Ministros, que podrá endurecer las condiciones por motivos no relacionados con la competencia. La operación, en definitiva, entra en terreno político.
Si la OPA pasa también el filtro gubernamental, será la CNMV la que apruebe el folleto de admisión. Entonces, el destino de la fusión quedará en manos de los accionistas de Sabadell. Y ahí es donde se librará la batalla final entre la estrategia de BBVA y la resistencia del banco catalán.