Que arte tienen algunos, para cambiar de nombre lo que es obvio, y lo hilarante es que los escuchan y los aplauden. ¿Dónde está el sentido común? ¿Qué le explico yo a mis nietos?
¡Chicos, escuchar, la mentira no existe mentir no es malo, así que desde ahora y puesto que así nos lo han transmitido, desde la mas alta institución, podéis borrarla y nombrarla solo, como, cambio de opinión!
Si sois católicos… preguntar a vuestros confesores, los demás, sin problema.
Todas las teorías, que desde que tenemos memoria nos inculcaron, resulta que ahora nos las regalan envueltas en papel de bazofia verbal y nos las quieren hacer tragar, sin agua.
¿Se puede pedir más? Qué magníficos trileros hemos descubierto durante estos años.
Ya no existe el disimulo, ahora es a las claras, si quieres lo tomas, y sino, lo dejas. Igual que los cordones sanitarios y los ¡Jamás pactare, con tal o cual! ¡Jamás dormiré tranquilo! Conocemos la paz y sosiego que nos regalaron esas, perdón, cambio de opinión. En castellano mentiras.
O somos…. centro de un lado, o de otro o del medio. ¿Centro? Es justo la mitad, y muchos nunca lo han practicado y sería muy bueno para quien espera y desea que sea así. La definición centro, es muy manejable luego, a la hora de la verdad, es muy cuestionable. Y así vamos, como caballos desbocados a cambiar de nuevo nuestros criterios, pese a que algunos continuarán con su “credo sectario”, ese que no permite razonamiento alguno. Solo sería viable para todos, que la reflexión nos mostrara la autentica realidad de lo que deseamos de verdad, para vivir en una autentica armonía social.
Como los gladiadores, en la antigua Roma, cuando saludaban al César. ¡Los que van a morir te saludan! Aquí el saludo suele ser para algunos, una oda a su resuelto futuro, no al de todos los que fueron sus artífices y les proclamaron, imponiéndoles la corona de laurel. Que sean, de verdad¡ Auténticos! Que no cambien el significado noble de las palabras. Todos esperamos eso que se debatirá en las urnas el día de Las Elecciones.
Y pensemos en después. Cuatro años, se pueden hacer eternos. Somos nosotros, nuestros intereses y también nuestros credos. Nos jugamos nuestro porvenir en unas urnas transparentes.
Reflexionemos, porque lo mas importante son…..
¡NUESTRAS FAMILIAS!