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Andalucía decide este domingo si revalida a Moreno como presidente

Juan Manuel Moreno, presidente en funciones y candidato por el PP a la Junta de Andalucía.

Este domingo 19 de junio acuden a las urnas unos 6,6 millones de andaluces. Por un lado, la gran incógnita es si al Partido Popular (PP) le alcanzará para gobernar en solitario sin el apoyo de Vox, esta vez dentro del Gobierno, según ha explicitado la candidata de Vox a la Junta de Andalucía, Macarena Olona. Por otro lado, los partidos del espectro de la izquierda tienen una difícil tarea al encontrarse fragmentados en varios partidos y coaliciones.

El actual presidente en funciones y candidato por el PP, Juanma Moreno Bonilla se ha posicionado como uno de los grandes ganadores de la campaña. Ha conseguido resistir los envites del resto de candidatos y ha sacado pecho por su gestión al frente de la Junta de Andalucía. Es el perfil más presidenciable -y conocido- de los existentes. De hecho, su campaña evidencia el personalismo que ha supuesto priorizar su marca personal antes que la del partido. Según los sondeos, podría ser por ese motivo por el que los electores se encuentran razonablemente satisfechos con él.

De por sí, contaba con la mejor imagen ciudadana y con mayor popularidad, lo que ha conseguido refrendar al sortear los ataques a izquierda y derecha. Esa victoria “moral” no opaca la necesidad augurada por los sondeos de pactar con Vox dado que es probable que no alcance la mayoría absoluta (marcada en 55 escaños) sin su apoyo.

Si a ello se le suma que la oposición en estos tres años y medio no ha sabido erosionar al presidente de la Junta, el cóctel perfecto para la victoria del Partido Popular está servido. Desde la oposición ha habido críticas hacia Moreno por depauperar la sanidad y la educación pública pero la ciudadanía coincide en señalarle como el candidato mejor valorado.

En lo concerniente al PSOE, el cambio de liderazgo en esta legislatura no parece haberle sentado muy bien conforme a las últimas encuestas. La sustitución de Susana Díaz por el ya exalcalde de Sevilla, Juan Espadas, no augura demasiados réditos electorales. Su expectativa más positiva es reeditar los 33 escaños de las elecciones de 2018. Espadas se ha focalizado en intentar desgastar a Moreno haciendo hincapié en el previsible pacto con Vox en lugar de articular un discurso programático y basado en políticas públicas.

El “efecto Olona” se desinfla

En precampaña, Olona se presentaba como la novedad para incentivar el voto del espacio a la derecha del Partido Popular. Por el momento y a la espera del veredicto electoral, su desempeño no ha surtido el efecto esperado, al menos en las encuestas donde se ha estabilizado y ha abandonado la tendencia al alza del partido.

Ha demostrado, ya en campaña, el desconocimiento de la realidad andaluza, uno de los talones de Aquiles de su marketing electoral al exhibir una imagen folclórica y tradicional. La realidad es que proviene de Alicante. Viene de ser miembro del Congreso de los Diputados y el espaldarazo que buscaba Vox parece ser, a tenor de las encuestas, que no se va a cumplir. De hecho, hay un consenso mayoritario que la sitúa como la perdedora de al menos el último debate celebrado el pasado lunes.

A la izquierda del PSOE, está la marca electoral de Por Andalucía, conformada a última hora por discrepancias en el seno de la coalición. Agrupa a Izquierda Unida, Podemos, Más País, Equo, Iniciativa del Pueblo Andaluz y Alianza Verde. Su candidata, Inma Nieto, aunque no muy célebre, es una de las mejor valoradas por sus talante dialogante y calmado. Podrían alcanzar alrededor de ocho escaños.

Adelante Andalucía, la marca escindida de Podemos liderada por Teresa Rodríguez, luchará por sortear la barrera provincial del 3%. Se estima que obtenga unos tres escaños. Ciudadanos es el gran perjudicado, pese a tener gran visibilidad en el Ejecutivo regional con Juan Marín como vicepresidente. Presumiblemente, esos votos naranjas de las pasadas elecciones irán a parar en su mayoría al PP. Su aspiración es seguir representado en el Parlamento de Andalucía con uno o dos diputados como máximo, según las últimas proyecciones.

El sistema proporcional andaluz

En Andalucía impera un sistema electoral proporcional, donde hay una barrera por cada circunscripción provincial del 3% que deja sin representación a partidos que no la superen. Se eligen 109 diputados mediante el sistema D’Hondt, una fórmula de asignación proporcional que también está instalada a nivel nacional. Se trata de que el resultado en votos se traduzca aproximadamente a su correspondencia en escaños.

Cantidad de diputados a repartir por circunscripción en Andalucía

Lo contrario sucede en el método mayoritario, en el que la lista más votada en cada circunscripción es la que se lleva la victoria (también llamado winner-takes-all system, en inglés). En cambio, en el sistema proporcional que rige en este territorio favorece la representatividad de cada partido en lugar de la mayor gobernabilidad que ofrece el otro modelo.

El CIS da ganadora a la derecha

Según el último barómetro “flash” preelectoral del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), la izquierda lo tiene complicado. La derecha está representada en menos partidos y podría capitalizar mejor el voto en función del sistema electoral. La izquierda se presenta fragmentada en varios partidos: PSOE, Por Andalucía, Adelante Andalucía y Andaluces Levantaos. Separados obtendrían menos escaños que juntos, insuficiente para sumar. Además, que haya distintos partidos y tan parecidos entre sí puede suponer un “rompecabezas” para el votante, así como generar una apatía que desmovilice al electorado de izquierdas.

El PP “se comería” casi totalmente a Ciudadanos y obtendría un resultado holgado en comparación con su máximo competidor a la izquierda, el PSOE. Aparte, conseguiría arañar transferencias de voto procedentes de Vox, del que aun así seguiría siendo dependiente en este escenario.

La causalidad más viable es que Moreno Bonilla sea percibido como el candidato más centrado, en una comunidad sociológicamente de centroizquierda. En las pasadas elecciones los electores desalojaron al PSOE del Gobierno después de más de 40 años en el poder. En ello influyó la “macrocausa” de corrupción del ‘caso ERE’, donde se desviaron ilegalmente unos 1.000 millones de euros de dinero público destinado a Expedientes de Regulación de Empleo legales hacia el bolsillo de familiares, amigos y personas afines al partido. 

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