Los ricos nunca sabrán si los quieren y reverencian por su dinero o si son preferidos porque da gusto estar con ellos y aprendes interesadamente de sus valores y de su experiencia. Los pobres tienen más fácil la autenticidad de sus amistades porque, quien se acerque a ellos sabe que no va a conseguir otra cosa que arrullos y complacencias.
El maltrato gestual y verbal que sufrió el Presidente de Ucrania por el de Estados Unidos, nada tiene que ver con los aplusos y plácemes que, a pie de escalerilla, ha recibido el zar de Rusia, con andares de torero chulesco.
Si Zelenski tuviese petróleo, uranio, litio y titanio en mayor proporción que cereales y, si el apoyo de Europa se manifestase con la misma arrogancia y fortaleza posible, los poderosos de EEUU y de Rusia no se estarían riendo a mandíbula batiente de todo el mundo.
Pero el universo, en personal, social y político, está gobernado por arribistas incontrolados que, por mucho que crean tener, no pueden comprar la dignidad. Eso sí, cuando mueran, se unirán todos en una catedral para las honras fúnebres.
Pedro Villarejo