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Al borde del abismo

Persona en un acantilado. | Fuente: Pexels.

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Qué sagrada es la palabra dada para personas con dignidad y principios.

Desde pequeños, los mayores se comprometen sin reparo para enseñarnos lo importante que será en la vida nuestra palabra y que bajo ningún concepto deberemos romper.

Será la carta de presentación con tanto valor como nuestra firma, validará nuestro yo, dará fiabilidad a nuestra identidad, por ese estigma sagrado de actitud en nuestro proceder, y nos representará de por vida, al dar confianza en cualquier lugar a nuestra palabra dada.

Qué poco valor le dan hoy a ese compromiso con una falta total de honor y dignidad, y no precisamente gente de la calle.

Lo vemos día a día y esas promesas se van como agua en una cesta. Y las escriben en periódicos, las firman y se jactan de lo prometido, sabiendo a ciencia cierta que nunca las cumplirán, sencillamente porque jamás tuvieron la más mínima intención de llevarlas a cabo. Solo su poder de medrar a costa de todo y de todos, llenándonos de incertidumbres y desconfianzas.

Gente así no es representativa ni creíble para acometer con ellos ningún tipo de negociación ni transacción. Y las personas dignas es imposible que puedan confiar jamás en gente que desprecia a sus propios, considerándolos siervos o gente que les es válida.

Así que mientras vivamos debemos recelar del mentiroso y de esas personas con dobleces, por muy alto rango que ocupen.

Solo existe un modo de librarnos de semejantes individuos: ponerlos a la vista de todos con sus bajezas morales y sus ascensos rápidos en sus economías que aumentan enormemente día a día. Eso crea una enorme desconfianza.

El pueblo no es tonto y se ha dado cuenta de su sibilino jaque mate.

Los contrincantes, si son inteligentes, que aguanten y no tiren el tablero, que se enroquen y coloquen al Rey en una posición más segura y que activen la torre al centro del tablero para defenderlo. No lo dejéis morir y terminar la partida, darle valor y esa jugada maestra que solo la conocen los maestros de ese digno juego llegará triunfante al final. ¡No debe terminar en tablas, ganar es el único fin!

Pero necesitamos contar con dignos adversarios, sin borrones en sus currículum ni títulos regalados además de valores personales, ahora parece que están escondidos, aunque pienso que algunos habrá, entre esos que nos cuentan cuentos, en lugares no demasiado apropiados para esos menesteres.

Antes eran sitios de respeto como en la antigua Grecia El Ágora. ¡Ah! Era para los ciudadanos nacidos en libertad… Lo de ahora es otra cosa, se citan para celebrar las subidas de escalones, se cotizan los escalafones y mirar las listas de los funcionarios.

¿Es por orden de categoría o carrera profesional o antigüedad? Más bien parece que es por afiliación en muchísimos casos, demasiados. Ya se entiende el porqué de no jurar cuando les dan las carteras de sus nuevos lugares de expansión.

Ellos con sus sonrisas de supremacía nos ofrecen esas historias de dádivas aumentadas falsamente cuando se reúnen, pero sin responder a nada, por mucho que nos interese a un pueblo habido de verdades y realidades tangibles.

¡Tenemos un aguante increíble! Les gusta demasiado el poder y sobre todo el maldito dinero, tienen un hambre insaciable, no es un invento, lo estamos viendo en todos los medios, esos que no son partidistas y que ganan adeptos día a día, esos que no nos mienten con sus veraces artículos.

¡Qué vergüenza y qué pena de pueblos que viven dominados por la avaricia de individuos sin escrúpulos!

Mientras vivan, la palabra dada para ellos no significa nada, nunca aprendieron su significado porque nunca se la enseñaron, mejor no les interesó llevarla en su vida.

Están herrando en demasiados campos de nuestra vida hasta ahora, sin estos problemas que nos crean a todos, nosotros quitamos terrones que no nos permiten arar bien el campo para nuestras cosechas, estamos demasiado cansados de escuchar sin ser escuchados. Somos el pueblo, sin nosotros no son nada.

Vivimos con inseguridad, desesperación y miedo por el futuro, el presente lo tenemos muy oscuro por su culpa.

Esto es un sin sentido, se están destapando demasiado y puede que la calefacción ya no les funcione y no encuentren ya un buen abrigo de vicuña, con esa fibra tan ligera y especial que la hace la más cara y confortable del mundo y que los poderosos en la Europa en 1940 la utilizaban para demostrar su sapiencia en el confort y el vestir.

Se han acostumbrando a la opulencia y bajar escalones es demasiado peligroso, saben que se pueden resbalar.

Su proceder está creando una historia demasiado sórdida para las próximas generaciones, por muchas loas
que les dediquen sus palmeros. Pueden manejarlo todo, como se está viendo, creando leyes a su antojo y deshaciendo lo bien hecho para todos.

¿Recuerdan la frase “ellos tienen todo, pero nosotros tenemos la razón”? Son muchos años de aquello… ¿Qué hemos aprendido? Nada, hoy existen las dos Españas. El rencor, el odio y por desgracia menos Fé que entonces, solo han quedado para el recuerdo, demasiados mártires repartidos en ambos lados.

Los que están gestionando el despertar de aquello no merecen ni agua, despertar recuerdos de dolor es morir viviendo. Los que lo vivieron solo querían olvidar, estos de hoy solo desean venganza.

No nos despeñemos por aquellos oscuros precipicios de unos terribles tiempos pasados, que la inmensa mayoría no vivimos, pero que existieron.

No existe aberración mayor que la lucha de hermanos contra hermanos. Eso te deja, como les dejó a todos los que lo vivieron, marcados para siempre. ¡Qué descansen en Paz!

No nos dejemos manipular, seamos libres de mente y actuemos con inteligencia. Están disfrazados, no son el PSOE, son otros… no os dejéis engañar.

Siguen a un jefe de aquí y de más allá de nuestras fronteras, se valieron de unas siglas que condensan un noble pensamiento. PARTIDO SOCIALISTA OBRERO ESPAÑOL. Ya no aparece por ningún sitio su credo. Nadie se hace abanderado de aquello que defendían.

Continuar en el ostracismo, y lo pagaremos todos, ya vivimos en la inseguridad de unos tiempos demasiado oscuros y revueltos.

Cuidaros de los perros de la guerra. Estos, con su soberbia, son muy capaces de soltarlos después de azuzarlos, estos no son verdaderos políticos.

La política sirve para evitar enfrentamientos y guerras, no para crearlas. ¡Despertad! Ya está bien de aguantar mentiras, quienes las secundan son igual de culpables.

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