Hoy: 26 de noviembre de 2024
La Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) lleva a cabo un proyecto de investigación financiado por el Gobierno regional, centrado en el desarrollo de materiales biodegradables y sostenibles a partir de CO2 y residuos agrícolas. Este proyecto, con un presupuesto de 120.000 euros, busca impulsar la Economía Circular en la región.
José Antonio Castro, director de la Agencia de Investigación de Castilla-La Mancha, ha destacado la importancia de la iniciativa, liderada por el profesor Agustín Lara bajo el título Diseño de nuevos materiales híbridos, biodegradables y sostenibles (Mathibiosos). La relevancia radica en la obtención de productos a partir de la granilla de la uva o del hueso y residuos de la aceituna, al aprovechar la posición de la región como la mayor productora de uva del mundo y la segunda de aceituna en España.
El proyecto no solo busca la valorización de recursos naturales, sino que también tiene como objetivo generar una nueva industria sostenible y circular. José Antonio Castro señala que esto es crucial para combatir la despoblación en la región, especialmente entre las generaciones más jóvenes, para abordar así uno de los mayores problemas que enfrenta Castilla-La Mancha.
El enfoque principal del proyecto es utilizar fuentes renovables como el CO2 y productos derivados de residuos de la biomasa para la preparación de nuevos materiales biodegradables y sostenibles mediante procesos catalíticos. Estos procesos buscan no solo valorizar residuos agrícolas, sino también captar las emisiones de CO2 y convertirlas en plásticos biodegradables a través de aplicaciones industriales.
Para difundir los objetivos y resultados del proyecto, los investigadores realizan reuniones con empresarios del sector agrícola, bodegas y almazaras, lugares donde se generan estos residuos. Esta estrategia busca fomentar la cultura innovadora en la región y establecer colaboraciones que impulsen la implementación de prácticas sostenibles.
José Antonio Castro destaca que el proyecto ha permitido la contratación de un investigador predoctoral, quien actualmente trabaja en el desarrollo de complejos de metales abundantes como catalizadores para la preparación de materiales biodegradables. Este avance no solo contribuye a la investigación, sino que también promueve el crecimiento y la especialización en el ámbito científico.