Hoy: 3 de diciembre de 2024
Los que somos padres, sabemos lo que es la intranquilidad, hasta que nuestros hijos regresan a casa, después de sus salidas…
Álvaro se lo pasó muy bien, estuvo de fiesta, feliz con su gente y disfrutando de sus maravillosos dieciocho años, sin saber, que en unas horas, dejarían de sumar.
No pretendo crear polémica, pero es muy triste que por una tremenda imprudencia de este chico, hoy tengamos que lamentar su muerte.
La verdad es que según parece, se le sumaron una serie de circunstancias que lo arrastraron, a un doloroso y triste final.
La primera parte del relato es muy simple, pero con un terrible resultado. Pretendía coger el tren del que tenía billete pero llegó tarde y lo perdió.
Luego, se vio expulsado de la estación, después de intentar subir al siguiente tren, por motivos aún no aclarados.
¿Pero dónde queda esa parte humana? ¿Podía haberse evitado ese triste final? También pudo cargar su móvil en atención al cliente en la misma estación, o podían haberse puesto en contacto con sus padres y facilitarle el regreso a casa, pero parece que no acertó con los pasos que debió haber dado, o no dio con las personas adecuadas, lo cierto es que esos hechos propiciaron la terrible desgracia.
Álvaro se debió sentir perdido, solo y abandonado y, queriendo llegar a su casa, daría vueltas por la zona, para ver de qué manera podía regresar a Córdoba que era lo único que quería.
Lo más incomprensible es no poder saber qué pretendía hacer, subiéndose al techo de los vagones. ¿Para pasar de uno a otro?
Son decisiones que él tomó y solo él sabía el porqué, intranquilo, nervioso y sin poder avisar a nadie. ¿No supieron darle la ayuda que necesitaba? ¿Lo intentaron?
Hoy con un inmenso dolor, todos lamentamos esa muerte ,que jamás tenía que haberse producido.
Solo empleando, una mínima empatía un poco de charla y ayuda se hubiera tranquilizado y posiblemente llegaría esa cordura que en esos momentos tanto necesitaba.
¿La recibió? Es una pregunta que muchos nos hacemos. Se fue en el mejor momento de su vida, lleno de proyectos y de ilusiones, que quedaron sin poder realizarse.
Cumplir con nuestras obligaciones fuera y dentro del trabajo es muy loable, pero nunca debemos perder esa parte de humanidad que nos convierte en personas.
Alguna vez, estoy segura, nos hemos visto, mal atendidos y casi sin dejarnos explicar, por la causa que nos obligaba a dirigirnos a cualquier departamento oficial o no.
Esto es solo un apunte. Un poco de atención puede dar tranquilidad a quien la pide en un momento dado.
Estamos todos desolados por algo que no entendemos y que solo Álvaro sabía lo ocurrido, pero se lo ha llevado.
Dios bendiga a sus padres y a esa familia, además de a sus compañeros y amigos. Nunca olvidaremos ese día que se fue para siempre, y el día que lo encontraron. ¡Demasiado impactante!
Descanse en paz D. E. P.
Desgraciadamente nos movemos en una sociedad cada día más deshumanizada en la que la empatía es una virtud que muchos desconocen habría que aplicarse el dicho de no quieras para los demás lo que no quieras para ti
Pensar en sus padres es tremendo, un dolor que es para toda la vida, si se le puede llamar vida a lo que van a vivir.
No me atrevo, ni por un momento pensar que nadie le prestará ayuda, de la empresa, de gente de paso, la policía etc.
Y alejarse de la estación? tampoco le encuentro sentido.
Que Dios ayude a esa familia porque solo Álvaro sabe que pasó.
Muy triste…