La muerte de cinco militares en Madrid fue "una negligencia"

Sí hubo una “imprudencia”, en realidad, una “negligencia”, pero no se ha podido acreditar quién la perpetró. Tampoco hubo “dolo” y, en cualquier caso, los hechos han prescrito. Así lo acaba de decidir el Tribunal Supremo, Sala de lo Militar, en el caso de la explosión en la que perecieron cinco militares y tres resultaron heridos, a cuya sentencia ha tenido acceso FUENTES INFORMADAS. Una tragedia que conmocionó al Ejército y a toda España el 24 de febrero de 2011, en Hoyo de Manzanares (cerca de la academia de Ingenieros del Ejército de Tierra).

Unos militares que iban a ser destinados a El Líbano hacían prácticas de desactivación de bombas en el campo de maniobras de El Palancar. En total, eran ocho. Hicieron un hoyo de seis metros en un terreno no demasiado estable, lo llenaron de bombas, minas y granadas en desuso, por su antigüedad, y encima colocaron una suerte de infiernillo; y ellos, alrededor.

De pronto todo aquello reventó y cinco soldados perdieron la vida. Y otros tres, heridos graves y muy graves. Eran de Infantería de Marina de San Fernando, Cádiz, y se habían desplazado a Madrid para mejorar conocimientos sobre desactivación de explosivos.

Las familias emprendieron una batalla judicial contra el Ministerio de Defensa y los jueces determinaron que sí, que cabe interponer una demanda por responsabilidad patrimonial contra el Estado. Porque hubo imprudencia, según acaba de decretar el Supremo, pero no se sabe de quién, aunque todos eran militares.

De todas formas, los hechos, acaecidos en 2011, ya han prescrito. Dice el Supremo: “Una cuestión es que no se haya determinado quién o cómo haya actuado de forma imprudente, pero otra distinta es decir que no ha habido actuación negligente alguna. Pues en ese caso la pregunta sería: “¿Por qué sucedió el hecho?”, ¿Por qué con el terreno en esas condiciones (…) se coloca de forma inestable un trípode? Y ¿por qué en el mismo se deja una carga HL-200 y bajo esta una mina espoloneada? ¿Quién realizó esas acciones? ¿Quién era el garante de que la colocación de los explosivos fuera la adecuada?

“Muchas dudas”

La instrucción de este caso, afirma el tribunal., no ha despejado dudas sobre lo realmente ocurrido en el campo de maniobras de El Palancar.

Los jueces afirman que en este asunto hay dos informes periciales, pero ninguno es contundente sobre qué pudo ocurrir aquel fatídico día en torno al hoyo con los explosivos. “Fue un acontecer, por desgracia, accidental”, sostiene el tribunal.

Añade que, pese al accidente, se cumplieron los protocolos; y tampoco cabe decir que estuviese con una cantidad excesiva de explosivos, toda vez que cualquiera de las minas que había en el hoyo pudo provocar una tragedia similar, y nadie actuó dolosamente.

Los fallecidos fueron el sargento Sergio Valdepeñas Martín, de 35 años; el sargento Mario Hernández Mateo, de 33; el cabo Miguel Ángel Díaz Ruiz, de 25, los tres del Batallón de Zapadores Mecanizado número XII de El Goloso, del Ejército de Tierra, y el sargento primero Víctor Manuel Zamora Letelier, de 44 años, y el cabo primero Javier Muñoz Gómez, de 36, ambos de la Brigada de Infantería de Marina de San Fernando. Iban a formar parte de una Unidad de Cascos Azules que viajaría a El Líbano.

Estaban algunos de los mejores desactivadores de bombas dentro del Ejército y experimentaban con explosivos similares a los que podían hallar luego en El Líbano. Antes, habían pasado por Kosovo, Bosnia, Irak, Afganistán, Haití…

Los familiares aseguran, en contra, que de “acontecer accidental”, nada; que la instrucción ha sido mala, y sugieren que desde altas instancias se han presionado para que el sumario se dilatase, más diez años desde los hechos, y finalmente prescribiesen los eventuales delitos. Se llegó a imputar a un teniente, pero el caso se archivó respecto de él. No se sabe quién de ellos tuvo la culpa, sentencia ahora el Supremo.