Hoy: 22 de noviembre de 2024
Aunque suene insólito, el matrimonio después de la muerte existe. Se llama matrimonio post-mortem y consiste en el casamiento de una pareja cuando uno de los dos cónyuges ha fallecido. Es algo bastante inusual y hasta puede parecer raro, pero lo cierto es que Francia es el único país europeo que practica este tipo de hábito.
Este tipo de matrimonios se remontan a la Francia que estuvo marcada por el mandato del general Charles de Gaulle. El primer caso se dio en 1959, cuando una presa se rompió y acabó con la vida de 400 personas en Fréjus (Francia). Uno de los fallecidos era André Capra, un hombre que estaba comprometido con Iréne Jodart. La joven solicitó el casamiento a pesar de la muerte de su pareja. La presión de los medios de comunicación y la aprobación por parte de De Gaulle finalmente lo hizo posible.
Este tipo de casamientos se pusieron en práctica sobre todo con las guerras. Cuando los soldados morían en el frente por defender a su país, tenían que compensar de alguna forma a sus parejas e hijos, ya que sino eran considerados ilegítimos. Es decir, la razón principal de este tipo de hábito es legitimar a los hijos de los cónyuges. También se suele hacer por motivos emocionales.
El matrimonio post-mortem o matrimonio póstumo se legalizó en Francia con el artículo 171 del Código Civil. La ley francesa establece que el cónyuge que se encuentra vivo tiene que pedir permiso al presidente de la República, quien después se encargará de remitir esta petición al ministerio de Justicia.
Una vez enviada la solicitud se tienen que cumplir una serie de requisitos. Entre ellos, que ya hubiese planes de boda originalmente o que la familia del fallecido lo apruebe. También es necesario cumplir con una serie de documentos como, por ejemplo, el certificado de defunción de la pareja o la solicitud de matrimonio de hecho.
La ley establece, además, que la existencia de embarazo o de una carta que prometa matrimonio no es suficiente. Tampoco es lícito que el cónyuge vivo reciba ninguna pensión de viudedad o herencia del fallecido.
La ceremonia de un matrimonio póstumo es igual que la de una boda normal. De hecho, unas 20 personas se casan cada año con su pareja fallecida. Étienne Cardiles fue el último hombre que solicitó el matrimonio con su pareja fallecida, Xavier Jugelé. En 2017 fue asesinado por un yihadista en los Campos Elíseos y ese mismo año les concedieron el casamiento.
El estado civil de la persona viva cambia automáticamente de soltero a viudo. Y si en un futuro el contrayente quisiera volver a casarse, tendría que divorciarse.