El Gobierno de Rusia ha acusado a Ucrania de haber lanzado durante la madrugada de este lunes un ataque contra una residencia del presidente ruso, Vladimir Putin, situada en la región de Nóvgorod. Moscú considera este hecho un grave episodio que podría afectar al desarrollo de las conversaciones en curso para alcanzar un acuerdo de paz que ponga fin a la invasión iniciada en febrero de 2022.
El ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, ha asegurado que «el régimen de Kiev lanzó en la noche del 28 al 29 de diciembre un ataque terrorista usando 91 drones de largo alcance contra una residencia presidencial rusa en la región de Nóvgorod». No obstante, no ha facilitado información sobre posibles víctimas ni sobre daños materiales provocados por el ataque.
Lavrov ha enmarcado el supuesto ataque en un momento especialmente delicado, al señalar que «esta acción tuvo lugar durante negociaciones intensas entre Rusia y Estados Unidos para resolver el conflicto ucraniano». En este sentido, ha advertido de que «este tipo de acciones imprudentes no quedarán sin respuesta», según declaraciones recogidas por la agencia rusa Interfax.
El jefe de la diplomacia rusa ha recalcado que Moscú no abandonará de forma inmediata la vía diplomática, aunque ha dejado claro que el episodio tendrá consecuencias. «No pretendemos retirarnos del proceso de negociación con Estados Unidos, pero dada la completa degeneración del criminal régimen de Kiev, que ha virado a una política de terrorismo de Estado, las posiciones negociadoras de Rusia serán reconsideradas«, ha concluido.