Es una enfermedad, la diabetes tipo 2, que deja miles de víctimas cada año. Por ejemplo, en México causó 12,577 muertes en 2024, según datos del Inegi. Frente a esta realidad, diversas soluciones han surgido para enfrentar el problema. La cirugía bariátrica se perfila como una herramienta de alto impacto, pero la verdadera batalla se libra en la vida cotidiana y en los hábitos que cada persona elige. Para entender la relación entre estilo de vida, tratamiento y la posibilidad de vivir sin medicamentos, Excélsior entrevistó al doctor José Castañeda, cirujano con dos décadas de experiencia.
El especialista subraya que la prevención es la mejor herramienta disponible. Lo ideal es evitar llegar a la mesa de operaciones mediante un compromiso de vida disciplinado. Los hábitos saludables y el tratamiento son esenciales para controlar la enfermedad. Pero el doctor Castañeda lanza una advertencia clave: «La diabetes, a diferencia de otras enfermedades, es silenciosa». Esto vuelve peligroso asumir que la ausencia de molestias significa estar libre del padecimiento, pues la diabetes tipo 2 no da señales «hasta que ya hay un daño en algún órgano blanco».
Además, el médico describe una realidad que ha observado a lo largo de 20 años: «Cuando llega un paciente ya tenían de 5 a 10 años de ser diabético». El desconocimiento permite que la enfermedad avance sin control. Por ello insiste en que esperar síntomas para acudir al médico es riesgoso y recomienda someterse a revisiones anuales de rutina.
En cuanto a las razones por las que los hábitos pesan más que cualquier cirugía, controlar la obesidad es fundamental. Esta enfermedad funciona como motor de la diabetes. Se presenta cuando las calorías excedentes se convierten en grasa y liberan sustancias inflamatorias. Esto provoca un «estado crónico inflamatorio» que altera la comunicación entre el cerebro, el hígado y el páncreas. Cuando esa comunicación se rompe, se «desencadena la obesidad y todas las complicaciones».
También la llamada ‘memoria metabólica‘ juega un papel crucial. Aunque la cirugía ofrece control, el cuerpo adopta una memoria derivada de años con diabetes sin tratamiento adecuado. Esa memoria puede causar recaídas, en especial si la disciplina se pierde.
La cirugía bariátrica modifica el sistema digestivo y ayuda a bajar de peso, limitando la absorción de nutrientes. Sin embargo, no es la única alternativa ni necesariamente la mejor. El doctor insiste en que la obesidad «no se cura con palabras mágicas» y que, si se descuidan los hábitos, la cirugía «puede perderse en cualquier momento». La diabetes puede reaparecer entre cinco y seis años después.
Por ello, los hábitos saludables, como una alimentación baja en grasas saturadas; son decisivos para alcanzar un control óptimo y una mejor calidad de vida.
La remisión no es un mito. Es un objetivo terapéutico cada vez más alcanzable. Se define como mantener niveles adecuados de glucosa sin necesidad de medicamentos por un periodo prolongado. El doctor Castañeda explica que puede lograrse por tres vías principales, cada una con distinta efectividad. Las intervenciones intensivas en el estilo de vida permiten la remisión si se pierde al menos el 10% del peso total mediante dietas muy bajas en calorías.
El tratamiento farmacológico incluye fármacos modernos que reducen el azúcar en la sangre y el peso, como reporta Springer Nature. Sin embargo, Castañeda puntualiza que estos medicamentos deben tomarse «de por vida». Y la cirugía metabólica manipula el intestino delgado, rico en hormonas incretinas, para generar una respuesta hormonal intensa. También ayuda a controlar la glucosa «siempre y cuando mantengas la disciplina».
El control adecuado es crucial para prevenir complicaciones en corazón, ojos, riñones y nervios. El éxito depende del ABCD de la diabetes, un marco sugerido por los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos.
Además del monitoreo, el estilo de vida refuerza los resultados. Comer en horarios regulares y evitar saltarse comidas ayuda a mantener la estabilidad de la glucosa. No se trata de eliminar por completo los alimentos favoritos, sino de moderar las porciones.
El ejercicio también es clave, ya que se recomienda un mínimo de 30 minutos diarios o alrededor de 300 minutos semanales, combinando caminatas con actividades de fortalecimiento muscular. Aunque afectan también al azúcar el estrés y la falta de sueño; dormir entre siete y ocho horas contribuye a mejorar la estabilidad metabólica.
Sin embargo, el doctor Castañeda resume el reto en una frase directa: «El control de la diabetes requiere un compromiso total y consciente». Los hábitos diarios, la vigilancia constante y el entendimiento de la ‘memoria metabólica‘ del cuerpo asegurarán un camino más seguro y, con suerte, libre de medicamentos.