La primera ministra de Dinamarca, Mette Frederiksen, lanzó este martes una dura advertencia en la cumbre informal de líderes de la Unión Europea celebrada en Copenhague. Según la dirigente, Europa enfrenta actualmente el mayor desafío de seguridad en décadas, marcado por la crisis de los drones y los ataques híbridos.
«Cuando miro a Europa hoy, creo que estamos ante la situación más difícil y peligrosa desde el final de la Segunda Guerra Mundial, no ya desde la Guerra Fría», afirmó Frederiksen a su llegada al encuentro. La mandataria subrayó que la amenaza rusa no puede afrontarse de forma aislada y que solo una estrategia conjunta entre los 27 Estados miembros permitirá responder eficazmente.
La primera ministra insistió en que la UE debe ser «transparente y franca» sobre la magnitud de la amenaza y avanzar de manera decidida en el rearme y la modernización militar. En su planteamiento, esto pasa por reforzar la compra de sistemas de defensa, apostar por la innovación tecnológica y consolidar la industria de los drones. Todo ello, advirtió, será inútil si no se hace de forma coordinada.
Frederiksen recordó que Europa está «plenamente implicada» en la OTAN, pero reclamó acelerar la respuesta común frente a la amenaza híbrida. «Todos debemos estar en la misma página. Hoy es Polonia, mañana Dinamarca, y la semana siguiente podría ser otro país donde se produzcan sabotajes o vuelos de drones», señaló la dirigente danesa.
Otro de los puntos en los que hizo hincapié fue la necesidad de conciliar las diferentes percepciones de riesgo dentro del bloque europeo. Mientras que los países del este viven la presión más inmediata de Moscú, en el sur la amenaza puede sentirse más distante.
En este sentido, Frederiksen pidió a los líderes europeos que comprendan la naturaleza cambiante del desafío: «Espero que todos reconozcan ahora que hay una guerra híbrida y que un día es Polonia, al otro es Dinamarca, y la siguiente semana será probablemente en algún otro en donde veamos sabotajes o drones volando».
La primera ministra insistió en que la seguridad de cada país depende de la solidez de la respuesta conjunta. Recalcó que cualquier ataque híbrido en un Estado miembro afecta a toda la Unión Europea y que, por tanto, no hay margen para la división.