En 2050, 30,5 millones de personas podrían recibir un diagnóstico de cáncer y 18,6 millones morirían a causa de esta enfermedad. Así lo revela un estudio publicado en The Lancet, que alerta sobre un incremento del 75% respecto a 2024. No se trata de ciencia ficción, sino de una realidad que podría golpear con fuerza a nivel mundial si no se toman medidas urgentes.
Los investigadores destacan que, pese a los avances en detección y tratamiento, los casos y muertes por cáncer han aumentado de forma constante desde 1990. Entre las causas principales se encuentran el envejecimiento poblacional y el crecimiento demográfico. De hecho, el 42% de las 10,4 millones de muertes por cáncer registradas en 2024 estuvieron vinculadas a 44 factores de riesgo evitables, como el tabaco, la contaminación, la mala alimentación o las relaciones sexuales sin protección.
El informe advierte de que la situación es aún más preocupante en países de ingresos bajos y medianos, donde la incidencia de nuevos casos ha crecido de manera desproporcionada desde 1990. La doctora Lisa Force, autora principal del estudio, subraya que “las políticas de control del cáncer siguen sin recibir la prioridad necesaria en la salud mundial, y la financiación para abordarlo es insuficiente”.
Los datos muestran que el cáncer de mama fue el más diagnosticado en 2023, mientras que los tumores de pulmón, tráquea y bronquios resultaron los más mortales. El tabaco continúa siendo el mayor enemigo global, vinculado al 21% de las muertes por cáncer. Sin embargo, en los países de menos recursos, el sexo sin protección se convirtió en el principal factor, asociado al 12,5% de los fallecimientos.
El análisis también revela diferencias por género. En los hombres, casi la mitad de las muertes (46%) estuvieron ligadas a factores modificables como el tabaco, el alcohol y la contaminación. En las mujeres, los riesgos alcanzaron el 36%, destacando además la obesidad y la glucosa elevada en sangre. “Existen oportunidades para que los países prevengan millones de muertes actuando sobre estos factores de riesgo”, apuntó Theo Vos, coautor del informe.
El panorama es especialmente grave en países con sistemas de salud frágiles. “El aumento del cáncer en los países de ingresos bajos y medios es un desastre inminente”, advirtió la investigadora Meghnath Dhimal. El doctor Josep M. Borràs coincide: “Estos países deberán enfrentar el cáncer cuando todavía tienen como prioridad patologías infecciosas, lo que lo convierte en un reto muy complejo de gestionar”.
Ante este escenario, los expertos hacen un llamado urgente a gobiernos y organismos internacionales: la prevención del cáncer debe convertirse en una prioridad mundial. Políticas firmes, inversión en salud pública y un enfoque en los factores de riesgo podrían evitar millones de casos y muertes. En palabras del estudio: el futuro del cáncer aún puede reescribirse, pero solo si se actúa hoy.