La inflación ha regresado a la cesta de la compra, aunque de manera menos generalizada que en meses anteriores, concentrándose en un grupo de alimentos que mantienen fuertes subidas de precio. Según los últimos datos del Índice de Precios de Consumo (IPC) difundidos por el INE, en agosto cinco de los diez productos que más se encarecieron fueron comestibles.
El café lidera el alza con un incremento del 20,2% respecto al año pasado, seguido de los aceites distintos al de oliva (18,9%), el chocolate (18,8%), los huevos (17,8%) y la carne de vacuno (15,5%). A ellos se suman otros alimentos con aumentos destacados, como el cacao en polvo, la carne de ovino y caprino y las legumbres frescas, todos con subidas superiores al 10%.
En paralelo, el IPC refleja que más de un tercio de los alimentos controlados por el INE suben más de un 4%. Sin embargo, el grupo de alimentos y bebidas no alcohólicas redujo su inflación general al 2,3% en agosto, gracias principalmente a la fuerte bajada del aceite de oliva, cuyo precio cayó un 43,7% en comparación con el año anterior, tras haber alcanzado máximos históricos en 2023.
Los analistas de Funcas señalan que, si se descuenta el efecto del aceite de oliva, la inflación en los alimentos elaborados asciende ya al 3% y muestra una tendencia creciente. En el caso de los productos no elaborados, la subida alcanza el 5,8%, aunque también con señales de nuevas presiones, sobre todo en carnes y huevos.
Estos aumentos se suman al encarecimiento acumulado en la cesta de la compra desde la pandemia. En conjunto, los alimentos cuestan hoy un 35% más que en febrero de 2020, lo que refleja que, pese a las moderaciones puntuales en algunos productos, la presión inflacionista en la alimentación sigue siendo un reto para los hogares.