Una docena de incendios forestales permanecen en Situación Operativa 2, es decir, en estado de alerta por alto riesgo, aunque la mayoría presentan una evolución positiva. Sin embargo, en León y Asturias la situación sigue siendo complicada debido a la extrema sequedad del terreno y a las rachas de viento que reactivan las llamas, especialmente en el municipio asturiano de Ibias.
La directora de Protección Civil y Emergencias, Virginia Barcones, explicó que la bajada de temperaturas y el aumento de la humedad ofrecen una “ventana de oportunidad de 48 horas” para intentar controlar los fuegos. Desde que comenzó esta ola de incendios en agosto, más de 35.600 personas han tenido que ser evacuadas de sus hogares. En Castilla y León aún permanecen desalojadas 343, mientras que en Zamora varios pueblos han podido regresar a sus casas, aunque bajo confinamiento preventivo.
La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) advirtió de que el riesgo de incendios sigue siendo “muy alto o extremo” en amplias zonas del oeste y sur peninsular. Pese a ello, el descenso de temperaturas ha permitido estabilizar algunos focos. En Galicia, por ejemplo, el incendio de Carballeda de Valdeorras ha quedado controlado y en A Pobra do Brollón (Lugo) se ha desactivado la situación 2. El balance oficial indica que este último fuego ha calcinado unas 900 hectáreas.
En León, el incendio más preocupante es el de Fasgar. Aunque inicialmente su evolución favorable permitió levantar evacuaciones en varias localidades, horas después las llamas se descontrolaron de nuevo y, según las BRIF, se encuentran ya “fuera de capacidad de extinción”. La Consejería de Medio Ambiente explicó que la extrema sequedad del terreno ha generado un “comportamiento extremo” del fuego.
En Zamora, los vecinos de cinco poblaciones evacuadas por el incendio de Porto pudieron regresar a sus casas este miércoles, aunque con la orden de permanecer confinados. Este fuego, originado por un rayo el pasado 14 de agosto, mantiene todavía tres frentes activos. Una veintena de cuadrillas terrestres, apoyadas por brigadas especializadas, medios aéreos y maquinaria pesada, continúan trabajando para estabilizar la situación.
En Asturias, el nuevo incendio de Ibias se ha convertido en el principal foco de preocupación. Su virulencia obligó a desalojar a varias decenas de vecinos de Villamayor y Villarcebollín, dos pequeños núcleos del suroccidente del Principado. El fuego, que se propagó con rapidez desde el martes por la tarde, continúa activo y las autoridades mantienen la alerta máxima.