El Papa León XIV ha calificado como una «gran desgracia» para la Iglesia la falta de sacerdotes en el mundo. «La celebración de la misa salva al mundo hoy», afirmó el Pontífice durante un encuentro con un grupo de monaguillos franceses en peregrinación a Roma.
El Santo Padre quiso recordar a los jóvenes que la Eucaristía es el lugar privilegiado de encuentro con Cristo. «Se entrega sin pedir nada a cambio», señaló, invitándolos a descubrir poco a poco «la belleza, la felicidad y la necesidad de una vocación así».
En su discurso, el Papa animó a los peregrinos a permanecer atentos a la llamada de Jesús. «Espero que estén atentos a la llamada que Jesús podría hacerles para seguirlo más de cerca en el sacerdocio», dijo, subrayando la importancia de la vocación como un camino de entrega al servicio de los demás.
León XIV insistió en la centralidad de la misa en la vida sacerdotal, afirmando que el sacerdote «en el centro de cada uno de sus días, a través de la misa, encuentra a Jesús de una manera tan excepcional y lo dona al mundo». No obstante, advirtió con firmeza: «La falta de sacerdotes en Francia, en el mundo, es una gran desgracia».
El Papa también reflexionó sobre los retos de la sociedad actual, marcada por el sufrimiento, la enfermedad, la discapacidad y la pérdida. «¿Quién vendrá en nuestro auxilio? ¿Quién tendrá piedad de nosotros?», se preguntó, para responder de inmediato que solo Jesús tiene el poder de salvar a la humanidad de sus limitaciones y de la muerte misma.
Por último, recordó que el amor de Cristo se expresa de forma suprema en la cruz. «Él dio su vida por nosotros, ofreciéndola en la cruz. De hecho, no hay mayor amor que dar la vida por quienes amamos», afirmó. En este sentido, destacó que la muerte y resurrección de Cristo son «lo más maravilloso» de la fe católica y «el acontecimiento más importante de la historia del mundo».