Los expertos advierten: cualquier perro puede ser agresivo si no se educa adecuadamente

12 de julio de 2025
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Perro gruñendo. | Fuente: Canva.

Algunas razas han sido seleccionadas históricamente para funciones como la guardia o la caza, lo que puede influir en su temperamento

La ciudad de Santa Fe cuenta con una Ordenanza que regula la tenencia de perros potencialmente peligrosos, con el objetivo de prevenir situaciones de riesgo para las personas. Sin embargo, el debate sobre la agresividad canina va más allá de la raza. El médico veterinario Omar Robotti, presidente de la Asociación de Etología Clínica Veterinaria Argentina, advierte de que es un error simplificar el problema adjudicando la peligrosidad exclusivamente a ciertas razas.

Según Robotti, cualquier perro, sin importar su raza o tamaño, tiene la capacidad de agredir. Si bien algunas razas poseen mayor fuerza física y, por ende, capacidad de daño, esto no implica que sean genéticamente violentas. La agresividad responde a múltiples factores, entre ellos la educación, el ambiente y la crianza, según recoge El Litoral.

El especialista destaca que la agresión es una conducta natural en todos los animales y que puede surgir por motivos como la protección de recursos, la jerarquización o la defensa del territorio. Una correcta educación desde temprana edad y un entorno adecuado son clave para minimizar estos comportamientos.

No se trata de razas

Robotti señala que algunas razas han sido seleccionadas históricamente para funciones como la guardia o la caza, lo que puede influir en su temperamento. Aun así, insiste en que la agresividad no es exclusiva de estas razas: cualquier perro puede morder, aunque el nivel de daño dependerá de su tamaño y fuerza.

Frente a esta realidad, el experto recalca que los tutores deben asumir la responsabilidad de educar adecuadamente a sus perros, especialmente si son de gran porte. Las señales de alerta, como gruñidos o posturas defensivas, deben ser atendidas de inmediato con el acompañamiento de un veterinario, preferentemente etólogo.

El tratamiento de la agresividad canina, advierte Robotti, debe ser integral y no puede basarse en soluciones aisladas como la castración o el uso de medicamentos. Es fundamental que intervengan profesionales como veterinarios clínicos, etólogos y educadores caninos, para establecer un plan terapéutico adecuado.

Como mensaje final, Robotti subraya que no se trata de prohibir razas, sino de educar personas. Todos los perros necesitan un entorno que favorezca su bienestar, una crianza responsable y un tutor consciente. “Un perro de raza peligrosa bien contenido puede convivir en familia sin riesgos, siempre que exista prevención, supervisión y compromiso”.

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