Ser y no ser, al mismo tiempo

30 de mayo de 2025
1 minuto de lectura
El presidente del Tribunal Constitucional, Cándido Conde-Pumpido. | Fuente: EP

Nos duele profundamente el desprestigio en que está cayendo la justicia

Lejos de mostrarse como un pelícano piadoso, el señor Presidente del Constitucional aparece como un pájaro herido que no sabe, ni puede, mirar de frente. En tertulia de amigos se lo han imaginado dulcificando sus argumentos al oído de las damas de su cuerda. Alguna de ellas tiene el tupé soliviantado, como Trump, en promesa de subir los aranceles.

Todo lo que no es ni está ni se le espera en la Constitución, puede ser, estarlo y aparecer cuando convenga… sería una síntesis atrevida de la “legitimidad” que sostiene la amnistía en la deliberación arbitraria de tan alto Tribunal.

Nos duele profundamente el desprestigio en que está cayendo la justicia: muchos ya creen que, según las manos en que puedan caer nuestros posibles delitos, habrá respuestas “progresistas” o “conservadoras”… como para salir corriendo, pero ¿adónde?

Pedro Villarejo

1 Comment Responder

  1. ¡Pues que cumplan con los juramentos que hicieron!
    ¡Dignidad divino tesoro!
    Ser partidistas les quita la razón, en esa justicia, que ellos deben impartir.
    El símbolo es la balanza y la venda en los ojos.
    ¡Que cumplan!

Responder

Your email address will not be published.

No olvides...

‘Estado de Conmoción Exterior’ en la dictadura de Nicolás Maduro

No hay soberanía en un país donde el hambre mata niños, la represión encarcela periodistas, la justicia es un títere…

La ‘ley del encaje’ y la crisis del ‘iura novit curia’: cuando el juez desconoce el derecho

"La justicia solo es ciega cuando se niega a mirar la ley. Cuando se guía por la ignorancia, se vuelve…

Franco, el fascismo y la supresión del pasado por decreto

En lugar de reconocer los crímenes de la dictadura, el gobierno firmó un pacto de silencio…

Y sonaron las trompetas

España, de generación en generación, lleva en su historia siglos como país de católicos, y así nos convirtieron…