La conexión entre las encías y las articulaciones es mucho más profunda de lo que parece. Así lo ha señalado la doctora Beatriz Rodríguez Lozano, jefa de Reumatología del Hospital Universitario de Canarias, durante el 51º Congreso Nacional de la Sociedad Española de Reumatología (SER), donde ha expuesto cómo la periodontitis grave —una enfermedad inflamatoria de las encías— puede tener consecuencias directas sobre la evolución de la artritis reumatoide.
“La periodontitis contribuye a aumentar la inflamación sistémica, perpetúa la autoinmunidad y puede empeorar la respuesta al tratamiento farmacológico”, afirmó Rodríguez Lozano. A su juicio, es un factor que debe ser incluido en la evaluación integral del paciente reumatológico.
Ambas enfermedades no solo comparten un perfil inflamatorio similar y una base genética común, sino que también presentan un vínculo epidemiológico claro: los pacientes con artritis reumatoide tienen hasta 20 veces más riesgo de padecer periodontitis. Además, existe una correlación directa entre la gravedad de las encías inflamadas y la intensidad de los síntomas articulares.
El eje de esta relación podría estar en una bacteria concreta: Porphyromonas gingivalis, un microorganismo bucal anaerobio que genera una enzima capaz de alterar proteínas del organismo y convertirlas en objetivo del sistema inmunitario, favoreciendo la producción de los anticuerpos antipéptidos citrulinados, marcadores típicos y agravantes de la artritis.
Además, Rodríguez Lozano ha recordado que ya se están llevando a cabo estudios colaborativos entre reumatólogos, dentistas y pacientes para comprobar si la mejora de la salud bucodental repercute positivamente en el control de la enfermedad.
“Cada vez hay más evidencia de que mejorar la salud de las encías podría reducir la carga inflamatoria y hacer más efectivos los tratamientos tanto convencionales como biológicos”, concluyó.
Desde la SER se insiste en que todas las consultas de Enfermería Reumatológica deben incluir información específica sobre salud bucal, reforzando así la idea de que, en enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoide, la prevención empieza también por la boca.