Tales de Mileto se cayó a un pozo por mirar a las estrellas y una anciana le dijo: “¿Pretendes descubrir lo que hay en el cielo y no te has dado cuenta de lo que hay debajo de tus pies?”
En el libro de los Hechos de los Apóstoles también aparecen unos ángeles recriminando a los galileos: “Qué hacéis ahí mirando al cielo”. Y en la última conferencia que Ortega y Gasset ofreció en Buenos Aires, rogó a los argentinos que se dejaran de utopías y fueran a las cosas, al trabajo que dignifica, al cauce que organiza tanta riqueza como allí se ha recibido.
Sin embargo, si no miramos con los ojos de arriba lo que sucede aquí abajo, todo resulta intrascendente y pobre, chato y desgraciado. Me quedo y les ofrezco este poema de Manuel Falces:
Al hacer fotografías / me he apropiado / de los cielos y de la tierra, / de rostros, muebles, / animales y murallas… / Después, como si fuera Merlín, / los transformaba.
Se necesitan cada día ojos nuevos para mirarlo todo y prescindir del barro.
Pedro Villarejo