¿Para qué sirve el Parlamento español? Incluso iría más allá y me preguntaría para qué sirve el Senado. Si le parece una pregunta retórica, una perogrullada, basta con que se pare unos minutos y analice la política española y el comportamiento del presidente Pedro Sánchez.
El líder del Gobierno no visita la Cámara Alta desde hace un año, o más, y no tiene intención de hacerlo. La institución, con mayoría del Partido Popular, se ha convertido en el bastión a donde el PP lleva sus pretensiones y fantasías como primer partido de la oposición, sin mucho recorrido porque sirve de poco lo que se hable y decida ahí si no es refrendado después por el Congreso. Al menos al PP el Senado le vale de paño de lágrimas y francamente, poco más.
Y si hablamos del Congreso de los Diputados, el presidente Sánchez ya no sabe qué hacer para ningunearlo. El último ejemplo lo tenemos con el asunto del gasto en defensa y la posición española frente a los importantes movimientos que se están produciendo en la EU respecto al rearme militar y la guerra en Ucrania.
Pedro Sánchez, que un día sí y otro también se pasea por los despachos de países europeos hablando del tema con otros líderes, a lo que de entrada no habría nada que objetar, todavía no ha visitado el Congreso para explicarle a su país lo que pasa y en qué minuto y resultado estamos del partido amañado por Trump.
Lo razonable en una democracia que se precie y por respeto a las formaciones políticas y a los ciudadanos a los que representan, el jefe del Ejecutivo tendría que haber comparecido a petición propia y dar explicaciones para que los españoles sepan las circunstancias y, si hay que invertir más en ‘políticas de guerra’, ¿qué va a pasar con las políticas sociales? ¿De dónde se va a sacar el dinero y cómo se administra? Parecen cuestiones que no se pueden hacer de espaldas a la sociedad española en las que el Gobierno está obligado a la máxima transparencia.
… Pero ha preferido convocar una ronda de reuniones con los dirigentes de los partidos que él ha considerado para que durante un rato, un ratillo más bien, intercambiar impresiones con ellos. Este formato, si es lo único que vamos a tener del presidente, es una anomalía democrática, una más, especialmente cuando se trata de un asunto de Estado de enorme trascendencia porque hablamos de la seguridad europea, y por tanto de España, y hablamos de aumentar el gasto en defensa como mínimo hasta el 2%, aunque la UE exige que sea ya del 3%.
De entrada yo lo comparto. No parece que el mundo de Trump de muchas opciones y no es momento para quedarse solo e indefenso, pero habrá que ver cómo se hace, de donde se quita y dónde se pone. Es decir, hay que hablar de prioridades y eso es lo que debe saber el Congreso. Y por obligación, más que por cortesía, antes de anunciar nada a favor o en contra, como ya ha hecho, debe dejar que la Cámara se pronuncie.
En esta ronda el presidente recibe este jueves en la Moncloa al líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, y a los portavoces de los partidos con representación en el Congreso -todos excepto Vox- para informarles sobre las novedades de la guerra de Ucrania y el aumento del gasto en seguridad y defensa. Al encuentro con el líder de la oposición está previsto que Sánchez le dedique media hora, mientras que estará 20 minutos con el resto de los portavoces parlamentarios.
Sánchez y Feijóo se volverán a reunir cara a cara 15 meses después de su último encuentro en diciembre de 2023. En esa ocasión fue en el Congreso de los Diputados, después de la investidura del presidente, y el PP reclamó la mediación de la Comisión Europea para renovar el Consejo General del Poder Judicial que llevaba varios años con el mandato caducado.
Este país no puede funcionar bien si las cosas se hacen así. PSOE y PP deberían tener una elación fluida y constante ante un asunto de vital importancia como el que nos ocupa en las últimas semanas desde que Trump agitó el avispero y ha puesto patas arriba el orden mundial.
Pedro Sánchez no tiene por ahora el apoyo de sus socios para aprobar el aumento del gasto en defensa y acudirá a las instituciones europeas con la división de su Gobierno bajo el brazo, que de entrada debería darle un poco de ‘corte’ porque una vez más España transmite una imagen lamentable ante sus socios europeos cuando se habla del asunto más importante al que se ha enfrentado la UE en décadas.
Solo podría sacar adelante el compromiso de destinar más dinero a defensa y seguridad con el apoyo del PP, pero ¿debería apoyarlo el PP sin más? Pienso que no. El PSOE no ganó las últimas elecciones y si pierde el apoyo de los socios que lo mantienen en el Gobierno debe replantearse lo que en cualquier otro país sería el procedimiento normal: en un asunto como éste si no tienes mayoría el Gobierno del PSOE debería adelantar elecciones o, como poco, someterse el presidente a una moción de confianza.