Hoy: 11 de febrero de 2025
Ha llegado un tiparraco a la política internacional, en realidad ya lleva tiempo, que se comporta como si fuese dueño del mundo y de camino de nuestras vidas, de las de cada uno de los millones de incautos que poblamos el planeta.
Cada día suelta una perla sin desperdicio que demuestra la bajeza moral que puede llegar y el desprecio del que hace gala al hablar de los países, de sus gentes y de la historia. Lo último del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que como sabéis desde la primera línea es la cosa de la que hablamos, ha sido dejar abierta la posibilidad de que Ucrania «pueda ser de Rusia algún día», en el marco de las negociaciones para el fin de la invasión rusa, ordenada por el presidente ruso, Vladimir Putin, el 24 de febrero de 2022.
Y lo dice como si nada, como si con un país soberano se pudiese zarandear hasta hacerlo desaparecer o moverlo de sitio sin más. Como si sus millones de hijos fuesen puntos negros invisibles que hoy son ucranianos y mañana rusos y todo es felicidad, paz y amor. Como si el dolor por la guerra cruel en la que ya han muertos miles y miles de personas pudiese borrarse de un plumazo y desterrar el odio y la rebeldía que Putin y Rusia han causado ya.
Desde despacho en la Casa Blanca ha dicho que cuando dejó el cargo, no hace mucho, “no teníamos guerras, no teníamos problemas. Ahora tenemos el mundo entero estallando, pero apagaremos el fuego». Es decir, que sin él este mundo no puede sobrevivir.
Desde que el mismo día de su toma de posesión anunció que iba a cambiar el nombre del Golfo de México por el de Golfo de América, porque le salía de su entrepierna, ya se veía que las cosas con este tipo no iban a ir muy bien, por mucho que él se vea el salvador.
Además de ver a Ucrania dentro de Rusia y de cambiar el nombre del Golfo, Trump ha dicho que quiere comprar Gaza y convertir la zona en una especie de Marina d’Or para las vacaciones de la gente de bien y claro, echar de su tierra a millones de gazatíes pobres que solo buscan problemas y no saben salir de la miseria.
Además ha anunciado que se quiere quedar con Groelandia y el Canal de Panamá porque sí, que en realidad es por aprovecharse de los recursos de estas tierras que, parece haberlo olvidado, tienen dueño, tanto que las amenazas expansionistas del pelopanocha han exacerbado los ánimos patrióticos de los canadienses para defender su patrimonio.
Entretanto se levanta cada mañana con ganas de tocar los cojoncillos a un lado y otro del mundo y coloca y quita aranceles a capricho. La última amenaza a Europa, con el 25% para las exportaciones de acero y aluminio, y con los inmigrantes, a los que está buscando y persiguiendo hasta en las iglesias con imágenes que nos traen a la memoria las persecuciones judías del holocausto. Por ahora no ha mandado hacer jabón con ellos y mientras se le ocurre qué hacer a unos los envía a Guantánamo y a otros los repatria a sus países hasta limpiar su país de hispanos, asiáticos y africanos que lo llenan todo y dan mala imagen.
¿Qué pasará mañana?, que cantaba Mocedades. ¿Qué país querrá comprar o borrarlo del mapa? ¿Qué aranceles querrá imponer para alterar la economía local y mundial?, ¿Qué frontera querrá mover? ¡Qué pesadilla de hombre!
Gaza no tiene arreglo. Dejemos a Trump a ver si lo consigue metiendo dinero y dando trabajo a toda esa gente.
Estoy totalmente de acuerdo con éste artículo, pero todos esos males que le sobre vendrán a la tierra, incluyendo a USA, se lo debemos al propio pueblo norteamericano que lo eligió, ya verán ellos lo que pretende hacer su flamante presidente con su consigna de America First, no dudo que se desate una guerra civil.