El derecho es el arte…

De lo justo y equitativo y la parte principal es la equidad. Está visto que en casos concretos eso no se cumple.

Es un derecho al que todos tenemos acceso y claramente expone que todos somos iguales, en dignidad, y a ser tratados con respeto y consideración; además de poder participar sobre bases iguales en cualquier área de la vida social, económica, cultural y civil, es un derecho a la igualdad y no a la discriminación, simplemente para no olvidarlo; a pesar de que muchos lo omitan a sabiendas y así no ponerlo en práctica.

Y muchos se preguntan: ¿Qué más tiene que pasar? Se están saltando normativas de todo tipo, especialmente las que blindaban la falta de libertad de expresión como forma de vida para unos ciudadanos que callan y esperan para poder enderezar esos embarrados y catastróficos caminos.

¿Esperan qué? Tienen un largo recorrido de aprobaciones que muchos entendidos jamás hubieran puesto su firma en esa clase de leyes para beneficio único de unas gentes sin conciencia, sólo para gloria de unos personajes sin ética alguna, y simplemente por medrar; y lo han hecho, sus firmas están plasmadas para la posteridad.

Nos doblegan con sus leyes disparatadas que las deben comentar primero en sus ‘grupis’ y en plena “resaca” entre risas y carcajadas y, de fondo, la palabra del gurú sonriendo y sacando pecho diciéndoles que al día siguiente se aprueba. Más dinero para todos, comentarán, y levantarán las copas entre carcajadas. Lo visualizamos así, porqué lo hacen a las claras sin necesidad de esconderse, se creen por encima del bien y del mal.

Es público y notorio que los ciudadanos somos los sufridores de sus múltiples ocurrencias, y no les importamos absolutamente nada; pobre desgraciado el que se crea alguien entre tanta mentira e injusticias en esta España que estamos hoy, sin respeto ni remordimiento alguno por esas malas acciones que cometen a sabiendas, sin conciencia alguna.

Pesa demasiado la rueda de molino que nos quieren colgar al cuello, cueste lo que cueste. Muchos se revelarán, y entonces esas enormes ruedas de molino caerán sin piedad sobre ellos.

Mentes podridas de avaricia que se plantearon, para que estudiar o terminar carreras, si tenemos la posibilidad de meter la nariz y las manos en un partido. Ese al que jurarán pleitesía, hagan lo que hagan.

Entrarán primero como comparsas de ‘clac’ que aplaudirán como posesos, y eso les permitirá recibir recompensas fructíferas para su permanencia. ¿Pero dónde se esconden esas mentes brillantes con una formación exquisita que aguantan estas ignominias? Disponen de unos conocimientos que tumbarían a cualquiera de los que nos imponen sus retorcidas creencias. ¿Qué les pasa? ¿Tienen miedo a que aparezca algún dossier con sus nombres? ¿Están siendo chantajeados por lo que sea…?

Mientras, los ciudadanos de a pie, soportamos estos ninguneos empobreciéndonos y sintiendo ese desprecio y desdeño hacia todos nosotros, al considerarnos sus siervos; no os conforméis, salir a su encuentro y, cara a cara, mostrar quienes son más fiables para llevar las riendas de nuestra maltrecha credibilidad que han exportado a otros países.

Estarán muy contentos de sus proezas a costa de dejar de ser lo que fuimos y ver lo que ahora somos. ¡Sí! somos un mal ejemplo a seguir por otros países.

Más pronto que tarde, no permitan si aman de verdad su tierra, que ningún mandatario con falsas verdades termine con la paz creada y el entendimiento entre sus ciudadanos, como está pasando hoy aquí, con historias interminables que serían presa fácil para los “vodeviles” de entretenimiento si no fuesen tan terribles para esa convivencia que están destrozado.

Estamos cansados de lo que está ocurriendo en España. ¡Todos somos culpables y lo estamos pagando!¿Hasta cuándo esperamos el regreso de la normalidad y poder dedicarnos a trabajar para recobrar esa prosperidad perdida?

Nosotros, los mayores, deseábamos continuar con aquel respeto y aquella paz de la que disfrutábamos; hoy estamos demasiado intranquilos con los resultados del falso bienestar para esperar felices nuestro final.

Creerme que, como consentidores de toda clase de tropelías realizadas con vuestro consentimiento, terminaréis tan mal como nos lo estáis haciendo pasar a muchos que ya estamos al final de nuestro bien trazado camino, y que vosotros nos lo habéis llenado de toda clase de vallas, piedras, charcos y aguas estancadas.

A pesar de todo, el perdón existe para vosotros, pero con ese propósito de la enmienda, sin ese requisito, caerá en el abismo mas tenebroso donde habita el maligno.

Todo lo malo hecho a conciencia se paga inexorablemente. El buen proceder tiene siempre un premio maravilloso, no dejéis que se pierda; ser dignos de recogerlo, es un honor que debe pertenecer a una Gran Persona.