Hoy: 1 de noviembre de 2024
Valeriana es un fascinante sitio arqueológico de 16,6 km² ubicado en la densa selva de Campeche, México, que revela la rica y compleja historia de la civilización maya. Este antiguo asentamiento, que data del período Clásico (250-900 d.C.), alberga más de 6,000 estructuras, incluyendo plazas, pirámides y un juego de pelota, lo que indica una organización urbana sofisticada y un alto nivel de desarrollo cultural y social. La importancia de Valeriana radica no solo en su tamaño, sino también en la arquitectura monumental y en los sistemas hidráulicos que permitieron la gestión de agua en un entorno tropical.
El descubrimiento de Valeriana fue posible gracias a la utilización de la tecnología LiDAR (Light Detection and Ranging), una técnica innovadora que utiliza rayos láser para mapear áreas densamente cubiertas de vegetación. Este hallazgo se atribuye al antropólogo Luke Auld-Thomas, de la Universidad del Norte de Arizona, quien, mientras buscaba información para su investigación, revisó un estudio ambiental de 2013 centrado en las emisiones de dióxido de carbono.
El análisis permitió la recogida de datos que indicaban la presencia de estructuras mayas ocultas bajo la selva. Este proceso de revisión se realizó de manera casi accidental; Auld-Thomas comentó que “estaba en la página 16 de la búsqueda en internet de Google” cuando dio con el estudio que lo llevaría a descubrir la ciudad perdida.
El sitio arqueológico de Valeriana se encuentra cerca de una laguna de agua dulce que le da nombre y está aproximadamente a 20 kilómetros al suroeste de la zona arqueológica de Chactún-Tamchén. La ciudad muestra una organización urbana compleja, con “dos núcleos principales de arquitectura monumental” y elementos como “plazas cerradas, conectadas por una amplia calzada, edificios piramidales y un sistema de embalse”. La arqueóloga Adriana Velázquez Morlet, directora del Centro INAH en Campeche, explicó que la densidad de Valeriana es comparable a la de otros importantes sitios mayas como Calakmul, Oxpemul y Becán, lo que resalta la relevancia arqueológica del hallazgo.
En su apogeo, entre el 750 y el 850 d.C., se estima que Valeriana pudo albergar entre 30,000 y 50,000 habitantes. Este hallazgo es significativo porque pone de relieve que aún existen muchas ciudades mayas por descubrir y refuerza la idea de que la civilización maya tuvo una mayor extensión y densidad poblacional de lo que se había considerado previamente. Auld-Thomas enfatizó que “durante mucho tiempo, nuestra muestra de la civilización maya abarcaba un par de cientos de kilómetros cuadrados en total”, lo que limita la comprensión de su verdadera magnitud.
El descubrimiento de Valeriana también pone de manifiesto la necesidad de utilizar nuevas tecnologías en la investigación arqueológica. Los métodos tradicionales, que suelen involucrar la exploración manual y la limpieza de la vegetación con machetes, a menudo no son suficientes para revelar la complejidad de las ciudades mayas. Según Auld-Thomas, “el LiDAR nos permite cartografiar áreas extensas con rapidez y un detalle excepcional, revelando de repente lo mucho que desconocíamos”. Este tipo de tecnología ha permitido a los investigadores identificar no solo ciudades, sino también terrazas agrícolas y otros restos de la civilización maya que de otro modo habrían permanecido ocultos.
Las ciudades mayas eran centros de innovación arquitectónica y agrícola. Valeriana, con su sistema de embalses, sugiere que sus habitantes tenían un profundo conocimiento sobre la gestión del agua, lo cual era esencial en un entorno donde los recursos hídricos podían ser limitados. El sitio aporta información sobre la densidad y organización de las urbes mayas, lo cual es crucial para entender cómo la civilización maya influyó en el desarrollo social y urbano de América.
En cuanto a la ciudad maya más grande conocida hasta el momento, Calakmul, también en Campeche, se erige como un centro político clave del período Clásico. Calakmul, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, abarca un área de 70 km² y más de 6,000 estructuras, y se extiende por un territorio de 13,000 km². Su ocupación data de 20 siglos antes de nuestra era, y fue un centro de poder en las tierras bajas mayas entre los años 250 aC y 700. El redescubrimiento moderno de Calakmul se produjo en 1931 por el biólogo Cyrus Lundell, pero fue solo en los años posteriores que se llevaron a cabo excavaciones que permitieron conocer más sobre su historia y grandeza.
El hallazgo de Valeriana subraya no solo la riqueza de la civilización maya, sino también la necesidad de seguir explorando y utilizando tecnología avanzada en la investigación arqueológica. Cada nuevo descubrimiento proporciona valiosa información sobre cómo estas antiguas ciudades operaban y se organizaban, revelando un legado que continúa fascinando a investigadores y al público en general.