Hoy: 25 de noviembre de 2024
Varios historiadores califican de “delirio”, “verdadero despropósito” y “absurdo” que España deba disculparse con México por la Conquista de América, una petición que el expresidente mexicano Andrés Manuel López Obrador hace por carta al Rey Felipe VI en marzo de 2019.
Al no responder el monarca a dicha misiva del exmandatario, la nueva presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha excluido a Felipe VI de su toma de posesión, lo que ha derivado en un nuevo desencuentro entre ambos países.
Ante la polémica generada, el catedrático y miembro de la Real Academia de la Historia Enrique Moradiellos explica a EP que los Estados tienen relaciones en calidad de Estados y “no de personas, ni individuos, ni particulares”. “Insultar o denigrar o menospreciar al jefe de Estado de un país, con el cual como Estado tiene relaciones, es un hecho verdaderamente inédito y sorprendente”, subraya.
El profesor Moradiellos indica que se ha dado otras veces en la Historia. “Hitler insultaba a miles de personas y miles de Estados y miles de razas y miles de colectivos, pero normalmente en las relaciones internacionales, a partir de la experiencia traumática de las dos guerras mundiales, los Estados se respetan y los jefes de Estado son la encarnación y personificación de ese Estado”, recalca. A su juicio, no invitar a un jefe de Estado a la toma de posesión de otro “indica un acto de hostilidad y de resentimiento que dice más de quien lo provoca y hace, que de quien lo recibe”.
En cuanto a la petición de perdón, el catedrático Enrique Moradiellos señala que considerar 500 años después que aquel proceso sigue vivo como motivo de agravio es un sinsentido histórico y político. “Aquellos 200.000 españoles que, a lo largo de un siglo pudieron llegar a América entre los finales del siglo XV, XVI y XVII, no más, y que se difundieron, conquistaron, colonizaron, aculturaron, se implantaron, se hicieron tan criollos y tan americanos que aquel que nos pide o pide a todos el perdón es hijo de uno de ellos, no de aquellos que nos quedamos en la Península”, argumenta.
Para el catedrático, es un “verdadero despropósito”, pues sería como si los españoles exigiesen una disculpa a los franceses por la invasión de 1808-1814 hace 200 años. “Pedir nosotros tal cosa nos abocaría a un sistema recurrente de peticiones de perdón por los agravios cometidos que nos llevaría probablemente, metafóricamente, al momento en el cual Adán y Eva fueron engañados por la serpiente. ¿Por qué? Sencillamente porque todos hemos sido conquistados e invadidos”, sostiene, al tiempo que añade que es un “delirio”.
El profesor Moradiellos crítica que México que no existía como tal cuando los europeos descubrieron América no “recuerde” a Estados Unidos ni le “eche en cara” la “amputación” en el siglo XIX de Texas, Arizona, Nevada, Colorado, California, Utah, Nuevo México, “todo eso que era del México hispano”.
“A veces estas operaciones encubren que eres incapaz de poner orden en tu propia casa y como es muy duro decir ‘soy incapaz’, dices que la culpa es de alguien y si es posible de alguien conocido y lejano y que no moleste. No vayamos a echar la culpa de lo que pasó en México a un vecino del norte muy problemático”, dice el profesor, que cree que son operaciones políticas.
Por su parte, el catedrático Fernando del Rey, galardonado con el Premio Nacional de Historia 2020, considera que “esto es un absurdo” y cree que “es reminiscencia de la leyenda negra que se podría aplicar a cualquier imperio y que se podría aplicar a la propia historia de México”. “¿Tendrían que pedir los políticos actuales perdón por los crímenes aberrantes de los aztecas con otras minorías étnicas?”, ha planteado.
En su opinión, “es simplemente un gesto populista para atraerse votos”, y “es un absurdo que entre dos países hermanos esta clase política plantee esa división que ahora mismo no tiene razón de ser”. “Entre otras cosas, si hablamos en términos étnicos, los gobernantes, el propio López Obrador no parece un descendiente de los indígenas. Parece más bien un descendiente de las élites criollas, que fueron las que lideraron el proceso independentista de México y de otras repúblicas latinoamericanas”, afirma a EP.
El Premio Nacional de Historia puntualiza también que a veces se olvida que en muchos de estos procesos la población indígena, precisamente, es la que más fiel se mantuvo a la Corona española porque encontraban protección en ella frente a las élites criollas locales.
Del mismo modo, el historiador y crítico literario José Carlos Mainer ve “un poco tonto” discutir el asunto “a estas alturas”. “Es evidente que España conquistó América en unas condiciones que eran las de la época, por otra parte, las que sustentaron las potencias coloniales, pero también es verdad que repetidas veces se ha hecho manifiesto una fraternidad con México de muy distinto signo”, asegura.
Así, José Carlos Mainer defiende que todo esto obedece “a la confrontación de los grupos más radicales en México”, que han utilizado “en este sentido el problema de la monarquía, como si no hubiera más monarquías en el mundo”. Por otra parte, “una extensión una vez más de ese descontento que parece que acompaña muy habitualmente a la vida y a la política mexicana”.
José Luis Corral, también historiador, profesor de universidad y escritor español, opina que “esto es un desastre”, “antidiplomático”, y “no tiene sentido nada, de nada, de nada”. “Ni lo que ha hecho el gobierno de México, ni lo que ha hecho el gobierno de España, un poquito más, pero tampoco mucho”, matiza.
En cuanto a la reclamación de los mandatarios de México, Corral defiende que pedir perdón en el tiempo histórico es absurdo. “Yo no tengo que pedir perdón por lo que hizo un español de mi ciudad”, manifiesta, para después agregar: “Que yo sepa, ninguno de los que ahora vivimos en España y somos de nacionalidad española, estuvimos en la conquista de América hace 500 años. No somos responsables de lo que ocurrió hace 500 años”.
“En todo caso, ¿a quién le pedimos perdón? ¿A aquellos indígenas que fueron conquistados por los españoles hace 500 años? ¿A sus descendientes? ¿O al señor Obrador y a la señora presidenta electa, que son descendientes, el uno, de asturianos y de cántabros, y la otra, no sé de dónde viene, pero por el apellido parece que es de tradición judía. Por lo tanto, tampoco estuvieron por allí. Esto es un cachondeo”, explica a EP.
Finalmente, el historiador indica que la España actual no tiene que pedir perdón a nadie. “Pedir perdón 500 años después es absurdo, porque si no, nos tendrían que pedir perdón los romanos por invadirnos a los celtíberos hace 2200 años, y por haber destruido Numancia”, zanja.