Hoy: 26 de noviembre de 2024
¿Es posible saber si alguien dice la verdad o miente solo por sus palabras, por el tono de su voz? ¿Hay algo que delate a los mentirosos? La respuesta es sí. Sí a todo, y lo ha averiguado un equipo de investigadores de la Universidad de Granada, liderados por el profesor de Evaluación Psicológica e investigador del Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento (CIMCYC) Raúl Quevedo Blasco.
La técnica puede aclarar si alguien ha sido acusado injustamente de un delito, o si alguien da dado un parte falso al seguro, o ha mentido en el trabajo para conseguir algún beneficio. La aplicación tiene un valor destacado en materia judicial.
En un estudio realizado por este equipo se actualizan los criterios que permiten detectar la verdad o mentira en los testimonios orales, y es algo crucial en la investigación de numerosos delitos en los que no hay evidencia del daño ocasionado.
Se puede decir que los delincuentes mentirosos lo tienen ahora más difícil, pero el procedimiento de estos científicos alcanza a cualquier comportamiento humano, de manera que pone difícil mentir sin ser ‘pillado’ en una actividad social, o profesional. En definitiva, en cualquier actividad de nuestro día a día en las relaciones que tenemos con personas.
Es un hecho que este tipo de testimonios son muy importantes en ámbitos como el judicial, especialmente a la hora de buscar la verdad en los delitos en lo que no hay evidencia del daño ocasionado, como ocurre habitualmente en casos de maltrato o violencia psicológica y, también, en delitos de violencia de género o intrafamiliar.
En la actualidad son varios los instrumentos usados para medir la credibilidad del testimonio. Sin embargo, existen dificultades para esa medición lo que, en ocasiones, lleva a poner en duda que un testimonio sea veraz o falaz o, al menos, incorpora un cierto grado de duda. Quizá por ello, el sistema jurídico español reduce la fiabilidad de estos testimonios, al otorgarle un carácter intrínsecamente subjetivo.
El grupo de investigadores, ahora, considera necesario investigar las técnicas y procedimientos de valoración de esos testimonios orales y, en su caso, actualizar aquellos que proporcionen resultados significativos en sus criterios para discriminar verdad y mentira.
El estudio pretende actualizar los criterios verbales del AVC (Análisis Verbo- Corporal) incluyendo los del SEG (Sistemas de Evaluación Global) con el fin de observar si hay una discriminación más significativa que utilizando únicamente los del CBCA (Análisis de Contenido Basado en Criterios).
Para ello, los participantes escriben un hecho verdadero y falso –asignado al azar– en base a un acontecimiento autobiográfico de una foto del último mes. A continuación, se realiza una entrevista cognitiva grabada con vídeo y audio donde se recuenta de forma oral dicho relato. Una vez terminada, utilizando la grabación, se analizan los criterios verbales, paraverbales y no verbales según el AVC. Posteriormente, dos meses después de esa primera entrevista, se realiza una nueva en la que se estudian los criterios verbales según el SEG.
El doctor Raúl Quevedo Blasco explica que “en caso de existir una mejora significativa en la capacidad para discernir entre un relato en el que se dice la verdad con un relato en el que se dice la mentira, podríamos darle forma a un instrumento más eficaz para su utilización en el ámbito de la psicología forense”.
La principal repercusión sería, añade, “dotar de mayor peso probatorio al testimonio de las víctimas que no padecen evidencias visibles del daño que han sufrido”. En el otro lado, afirma Quevedo Blasco, “permitiría evitar que personas que han sido denunciadas por delitos que no han cometido puedan tener un apoyo objetivo con el uso de dicho instrumento”.
En conclusión, este instrumento permitiría evaluar mejor la credibilidad del testimonio, es decir, la posible simulación que pueda haber en un testimonio con el fin de objetivar los resultados, aportando mayor fiabilidad a la pericial psicológico-forense en este ámbito y ayudar, en definitiva, a la labor de jueces y magistrados para tomar las decisiones judiciales pertinentes.