Joe Biden y Donald Trump, los dos previsibles candidatos a las elecciones presidenciales de noviembre en Estados Unidos, han buscado rápidamente el apoyo de los seguidores de la exgobernadora de Carolina del Sur, Nikki Haley, después de que anunciara su retiro de las primarias republicanas.
Haley, quien era la última rival de Trump en el flanco republicano, reconoció que es probable que el magnate sea el candidato final en las elecciones, pero no pidió el voto para él. En su lugar, señaló que depende de él ganarse los votos que hasta ahora le han sido esquivos, tanto dentro como fuera del partido.
Trump, en su respuesta inicial, recordó que Haley fue «aplastada» en el supermartes, a pesar de su victoria simbólica en Vermont, que atribuyó al apoyo de simpatizantes del Partido Democrático. El exmandatario invitó a los seguidores de la dirigente a unirse a su «movimiento«, mientras advertía que Biden es el enemigo que está «destruyendo nuestro país«.
Por otro lado, Biden también extendió la mano a los seguidores de Haley, considerados más moderados que los de Trump. El actual presidente de Estados Unidos aseguró que hay un lugar para ellos en su campaña y elogió la valentía de la exgobernadora por enfrentarse a Trump, destacando su coraje en un momento en que pocos se atreven a desafiar al magnate neoyorquino dentro del Partido Republicano.
Además, Trump recibió un apoyo simbólico por parte del líder republicano en el Senado, Mitch McConnell, después de tres años sin mantener comunicación tras el asalto al Capitolio en enero de 2021.
McConnell, quien está dejando la primera línea política, afirmó que Trump cuenta con su apoyo como nominado del partido, dejando en claro su respaldo público al exmandatario.