Las auroras boreales, también llamadas luces del norte, son uno de los fenómenos más impresionantes del cielo. Rodeadas de mitos y leyendas, en realidad son una manifestación del poder del campo magnético terrestre.
Se producen por la interacción del viento solar con la magnetosfera, que genera destellos luminosos en movimiento. Aunque se conocen bien sus causas, todavía despiertan preguntas y curiosidades. Pero National Geographic se adelanta para resolver todas nuestras dudas.
Las auroras no aparecen solo en el hemisferio norte. También existen en el sur y se llaman auroras australes. El hecho de que en el Polo Sur haya menos asentamientos humanos explica por qué las boreales son más famosas.
Esto ocurre porque el campo magnético de la Tierra es más débil en las regiones polares. Sin embargo, cuando la actividad solar es muy intensa, pueden observarse en latitudes más bajas. En España, por ejemplo, está documentada una aurora boreal en enero de 1938, confundida entonces con bombardeos de la Guerra Civil.
El verde es el color más común, pero no el único. Dependiendo de la interacción entre las partículas solares y los gases de la atmósfera, pueden verse también tonos rojos, violetas, azules o amarillos.
Sí. En 2012, investigadores finlandeses lo demostraron. El sonido se asemeja al chasquido de la electricidad estática o al crujido de las hojas secas. No son audibles para los humanos porque se generan lejos de la superficie terrestre, a unos 70 kilómetros de altura.
No es el Polo Norte. Los mejores lugares están cerca del círculo polar ártico. El campo magnético de la Tierra desvía allí las partículas solares, de modo que la interacción con la atmósfera se produce en latitudes alrededor de los 60 o 70 grados norte.
Sí. No son exclusivas de la Tierra. En Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno también se han detectado. Allí, el viento solar interactúa con los campos magnéticos de cada planeta y genera espectáculos similares.