Zootopia 2 retoma una pregunta central y profundamente actual: cómo los prejuicios raciales y sociales pueden ser usados por los poderosos para manipular a la ciudadanía. La secuela enfrenta nuevamente a Judy Hopps y Nick Wilde con un nuevo foco de discriminación: el miedo hacia los reptiles. Según su codirector Byron Howard, “estas películas son como fábulas”, diseñadas para poner “un espejo frente a la naturaleza humana y los errores que cometemos”.
La historia regresa a la vibrante metrópolis donde depredadores y presas conviven en aparente armonía, aunque los estereotipos siguen marcando la forma en que se relacionan. Judy, todavía la única coneja en la policía, continúa demostrando a sus colegas —búfalos, hipopótamos o jabalíes— que merece un lugar en el cuerpo de élite, desafiando prejuicios que persisten pese a los avances, según recoge Diario Las Américas.
Su alianza con Nick, un zorro que dejó atrás su pasado como estafador, es esencial para resolver un nuevo caso: el robo durante la gala del centenario de Zootopia. El acusado es Gary, una serpiente cascabel perteneciente a una especie prohibida desde hace décadas. Sin embargo, Judy descubre que él solo intenta exponer un secreto que permitiría limpiar el nombre de su familia.
El codirector Jared Bush explica que existen “muchos conceptos erróneos sobre los reptiles y las serpientes”, lo que convierte a Gary en el vehículo perfecto para mostrar cómo los prejuicios pueden deformar la realidad. También señala que Gary es “el personaje más bondadoso, cálido y vulnerable que hayamos hecho”. Cuando Judy decide dejarlo escapar, ella y Nick se convierten en fugitivos, iniciando una aventura que revela cómo los líderes de Zootopia han manipulado los estereotipos para excluir a los reptiles.
Durante su travesía, Judy y Nick chocan constantemente. Howard comenta que “tienen formas muy diferentes de ver el mundo”, y que fue un reto narrativo hacerlos cuestionar si esas diferencias podían poner en riesgo su alianza. Esta tensión, clásica en las parejas disparejas, refuerza el mensaje de la película sobre la necesidad de comprender y valorar las perspectivas ajenas.
Como en la primera película, la secuela se apoya en una poderosa banda sonora encabezada por Shakira, retomando su papel como Gazelle, para reforzar una fábula moderna sobre diversidad e inclusión. Su mensaje contrasta con el clima sociopolítico actual de Estados Unidos, “bajo un presidente que rutinariamente desprecia a los inmigrantes”, lo que intensifica el impacto de la historia.
Sin embargo, los creadores insisten en que cualquier paralelo con la actualidad es coincidencia. Bush resume la esencia del filme al afirmar: “Sí, esas diferencias existen, pero somos más fuertes gracias a ellas”. Zootopia 2 busca así convertirse en un relato atemporal que invite al público a cuestionar prejuicios y a reconocer el peligro de permitir que el poder los utilice para dividir.